La misma mujer

.Deslenguada, a veces procaz, con algún intento de ternura -como en el fragmento de Doña Rosita, de Lorca-, Antonia San Juan hace una docena de caricaturas de mujeres de edades, situaciones, profesiones distintas. Manejadas por ella misma, todas terminan siendo la misma: una divertida criatura contradictoria, que generalmente afirma lo que no es y lo desmiente con el gesto y la exageración. Un espectáculo nada feminista, pero del que parecen disfrutar más las mujeres que los hombres: o, al menos, sus risas son más sonoras en una sala completamente llena -domingo por la tarde-, con abund...

.Deslenguada, a veces procaz, con algún intento de ternura -como en el fragmento de Doña Rosita, de Lorca-, Antonia San Juan hace una docena de caricaturas de mujeres de edades, situaciones, profesiones distintas. Manejadas por ella misma, todas terminan siendo la misma: una divertida criatura contradictoria, que generalmente afirma lo que no es y lo desmiente con el gesto y la exageración. Un espectáculo nada feminista, pero del que parecen disfrutar más las mujeres que los hombres: o, al menos, sus risas son más sonoras en una sala completamente llena -domingo por la tarde-, con abundancia de jóvenes pero no con ausencia de personas maduras, que parecieron igualmente entusiasmadas.Antonia San Juan tiene el tirón popular de ser una chica Almodóvar, pero tiene virtudes propias de actriz y de inventora de personajes; no se distinguen fácilmente los monólogos creados por ella y los de cada uno de sus dos guionistas o escritores, sin duda influidos por ella y determinados por su dirección.