La irresistible ascensión de Pedro Ballvé
La operación anunciada ayer lleva el sello de Pedro Ballvé, un hombre de negocios caracterizado por su agresividad a la hora de abordar proyectos empresariales. No hay más que echar un vistazo a su historial para observar este rasgo. Por ejemplo, fue uno de los primeros en poner el ojo, los pies y dos fábricas en Rusia.Ahora se ha empeñado en revolucionar el sector cárnico español, caracterizado tradicionalmente por su atomización y por la carencia de un líder claro.
Tras seis meses de vértigo (compras de Óscar Mayer y Navidul incluidas), en los que no ha dado margen de maniobra a sus c...
La operación anunciada ayer lleva el sello de Pedro Ballvé, un hombre de negocios caracterizado por su agresividad a la hora de abordar proyectos empresariales. No hay más que echar un vistazo a su historial para observar este rasgo. Por ejemplo, fue uno de los primeros en poner el ojo, los pies y dos fábricas en Rusia.Ahora se ha empeñado en revolucionar el sector cárnico español, caracterizado tradicionalmente por su atomización y por la carencia de un líder claro.
Tras seis meses de vértigo (compras de Óscar Mayer y Navidul incluidas), en los que no ha dado margen de maniobra a sus competidores, Campofrío se ha ganado el título de líder sin discusión. Pero el olfato para los negocios de Ballvé no se limita a la empresa alimentaria. En otro reciente golpe de mano compró, junto a un grupo de inversores entre los que se encuentra Aldo Olcese, la compañía Telepizza a Leopoldo Fernández Pujals.
Y no paró ahí. Aprovechando sus buenas relaciones con Telefónica, empresa de la que es consejero, impulsó un ambicioso acuerdo con Terra, la filial de Internet de la operadora.
Terra tomaba el 5% de Telepizza y ambos se comprometían a poner en marcha negocios conjuntos. La empresa de Telefónica consigue los pedidos de productos de cualquier tipo y Telepizza los pone en las casas de los clientes (cubre lo que los técnicos llaman la última milla), aprovechando su amplia red de mensajeros motorizados.