Tribuna:DÍA A DÍA

Tirant al 20-N

El 20-N es una fecha emblemática para los valencianos. Y no porque hace 24 años el centinela de Occidente abandonara el insomnio, apagando la lucecita de El Pardo y dejándonos, ¡por fin!, dormir a todos. Antes debería haber partido la reserva espiritual y, con sus familiares, material; aquel gordito excelsito, seguro que, yendo, como iba, de cristiano por la vida, anhelaba la gloria desde hacía mucho tiempo, quizás para dar un golpe de estado -era su oficio- contra dios-padre.No. Es un día grande para las valencianas/os porque el 20-N de 1490, hace 509 años, en Valencia, las prensas de Nicolau...

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El 20-N es una fecha emblemática para los valencianos. Y no porque hace 24 años el centinela de Occidente abandonara el insomnio, apagando la lucecita de El Pardo y dejándonos, ¡por fin!, dormir a todos. Antes debería haber partido la reserva espiritual y, con sus familiares, material; aquel gordito excelsito, seguro que, yendo, como iba, de cristiano por la vida, anhelaba la gloria desde hacía mucho tiempo, quizás para dar un golpe de estado -era su oficio- contra dios-padre.No. Es un día grande para las valencianas/os porque el 20-N de 1490, hace 509 años, en Valencia, las prensas de Nicolau Spindeler sacaban a la luz los 751 ejemplares de la primera edición de Tirant lo Blanc, el libro más leído de la Europa del siglo XV y que siguió interesando a lo largo de los tres siglos más dinámicos de nuestro continente. Fue un gran éxito literario y comercial. Editado y traducido hasta nuestros días, ha inspirado y subyugado a autores como Ariosto, Bocaccio, Rousseau, Shakespeare y Cervantes.

En un mundo de dogmatismo y de cerrada ortodoxia, en pleno auge de la escolástica, nuestro Tirant lo Blanc supo aportar al patrimonio de la Humanidad la insumisa imaginación y la liberadora fantasía. Desde Valencia, un caballero -y quién sabe si judío y canónigo- puso en marcha, por vez primera, los mecanismos de la moderna novela universal; una nueva forma de hacer literatura: mientras se construía una obra ambiciosa, se contagiaba del vivir de la ciudad del XV, creando una realidad total, a partir de la realidad. "Este es el mejor libro del mundo", dijo Cervantes. Pero, hoy nadie lo celebrará, ni copiando las inefables lecturas-rio kilométricas con que otras culturas saludan sus quijotescos libros: recordar "gestes e històries és tenir espills molt clars, exemples e virtuosa doctrina de nostra vida".

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