Tintín en el templo del Sol

"¡Por Pachacamac! ¡El Sol le obedece!". La frase la pronuncia el inca descendiente de Rascar Capac en El templo del Sol, una de las mejores aventuras de Tintín. En ella, el periodista Tintín, su amigo el capitán Haddock y el profesor Tornasol salvan su vida gracias a un oportuno eclipse, que le hace pronunciar la admirativa frase al inca, de pronto cuestionado en su condición de "noble hijo del Sol" por un extranjero capaz de dejarle a oscuras en pleno día.El próximo día 11, los habitantes de Thionville, una localidad francesa vecina a la frontera con Luxemburgo, van a revivir la aventura de T...

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"¡Por Pachacamac! ¡El Sol le obedece!". La frase la pronuncia el inca descendiente de Rascar Capac en El templo del Sol, una de las mejores aventuras de Tintín. En ella, el periodista Tintín, su amigo el capitán Haddock y el profesor Tornasol salvan su vida gracias a un oportuno eclipse, que le hace pronunciar la admirativa frase al inca, de pronto cuestionado en su condición de "noble hijo del Sol" por un extranjero capaz de dejarle a oscuras en pleno día.El próximo día 11, los habitantes de Thionville, una localidad francesa vecina a la frontera con Luxemburgo, van a revivir la aventura de Tintín a base de convertir en obra teatral una síntesis de Las siete bolas de cristal y El templo del Sol. El momento mágico de la representación se producirá a las 12.23, cuando el actor que encarna a Tintín levante los ojos al cielo para decir aquello de "¡Oh, sublime Pachacamac, yo te conjuro para que manifiestes tu poder y, si no deseas este sacrificio, ocultes ahora, delante de todos, tu rostro deslumbrante!". Pachacamac, de acuerdo con la Sociedad Francesa de Astronomía, será puntual, y Thionville y su ciudadanía disfrazada de inca se encontrarán sumidos en plena noche a mediodía.

La idea ha sido de un grupo de tintinófilos de Thionville. La vida imita el arte de Hergé, dibujante y guionista que se documentaba de manera exhaustiva. Aquí, en la historieta o en su traslación dramática, por razones obvias, ni Tintín ni nadie llevan gafas para proteger sus ojos de los terribles rayos. Entre el público, en cambio, todo el mundo estará provisto de ellas, a poder ser no fabricadas ni por la sociedad colombiana Minipak Columbia ni made in Taiwan, pues de los dos países han llegado partidas defectuosas que contribuyen a mantener la inquietud ante un eclipse que sólo las nubes pueden estropear.

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