Reportaje:

Buenos "inventos" mal negociados

El grupo de Francisco Camps, del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona (CSIC), halló la estructura de una sustancia química producida por la hembra de la oruga procesionaria del pino para atraer al macho: una feromona sexual. Eso hizo posible sintetizar el compuesto, ensayarlo en el campo con la ayuda de Icona y finalmente usarlo contra las plagas de procesionaria. "Con feromonas sexuales sintéticas puede llegar a confundirse al macho evitando que encuentre el efluvio natural de las hembras vírgenes y se produzca el consiguiente apareamiento", explica Camps. El CSIC...

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El grupo de Francisco Camps, del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona (CSIC), halló la estructura de una sustancia química producida por la hembra de la oruga procesionaria del pino para atraer al macho: una feromona sexual. Eso hizo posible sintetizar el compuesto, ensayarlo en el campo con la ayuda de Icona y finalmente usarlo contra las plagas de procesionaria. "Con feromonas sexuales sintéticas puede llegar a confundirse al macho evitando que encuentre el efluvio natural de las hembras vírgenes y se produzca el consiguiente apareamiento", explica Camps. El CSIC lo patentó y adjudicó la explotación en exclusiva a la empresa Sociedad Española de Desarrollos Químicos (Iberclor), que desde hace una década fabrica, formula y distribuye la feromona en España, Francia, Grecia e Italia y es ahora el principal productor europeo de feromonas sintéticas. El acuerdo económico establece un pago al CSIC de un canon por royalties sobre las ventas El grupo no recibe nada del CSIC.

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En el Instituto del Frío (CSIC), el grupo de Javier Borderías, Pilar Montero y Margarita Tejederas sabe transformar el músculo de pescado picado y refinado, con ciertos aditivos, en un sucedáneo de angulas, anillas o filetes de calamar o txangurro. Y el mercado respalda su trabajo. Los empresarios de La gula del Norte contactaron con ellos hace diez años buscando un producto análogo al que ya comercializaban, las angulas. El CSIC cedió la patente a la empresa y, visto el éxito del producto, los investigadores piensan que este organismo simplemente jugó mal las cartas: no negoció un porcentaje sobre las ventas. El grupo no recibió nada.

En el Instituto de la Grasa, en Sevilla, se han obtenido cinco nuevos tipos de aceite de girasol -ninguno transgénico-, y dos han sido patentados por el CSIC. ¿Sus propiedades?Pueden usarse en la industria alimentaria (para margarinas, bollería y pastelería y platos precocinados) sin necesidad de ser hidrogenadas, un proceso al que hay que someter hoy todas las grasas vegetales que se usan en ese sector.

La hidrogenación hace que estas grasas sean menos saludables. La empresa Advanta, que explota la patente, prepara ahora los híbridos comerciales de girasol y se espera que en los próximos años ya se comercialice alguno.

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