Los amigos muertos
A Salman Rushdie le protege constantemente la policía y es obvio que no puede llevar una vida normal, pero él se esfuerza por no hacer caso de ello. "La última vez que estuve en Barcelona incluso paseé por La Rambla y subí a la azotea de La Pedrera", comenta ilusionado. "Me encantó hacerlo, como también visitar la playa de Sitges". "Espero vivir todavía muchos años", añade con una amplia sonrisa. "Es curioso, pero en los últimos años he visto morir a muchos amigos que se preocupaban por mi vida. Ataques al corazón, sida... Uno de los hombres que más hizo por mí desde el Ministerio de Asuntos E...
A Salman Rushdie le protege constantemente la policía y es obvio que no puede llevar una vida normal, pero él se esfuerza por no hacer caso de ello. "La última vez que estuve en Barcelona incluso paseé por La Rambla y subí a la azotea de La Pedrera", comenta ilusionado. "Me encantó hacerlo, como también visitar la playa de Sitges". "Espero vivir todavía muchos años", añade con una amplia sonrisa. "Es curioso, pero en los últimos años he visto morir a muchos amigos que se preocupaban por mi vida. Ataques al corazón, sida... Uno de los hombres que más hizo por mí desde el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, Derek Fatchett, el segundo de Robin Cook, murió hace unos meses de un ataque al corazón, y lo lamenté mucho. Cuando llegamos a esta edad [Rushdie tiene ahora 52 años] la gente empieza a morirse a tu alrededor"."Lo importante es no obsesionarse por la muerte", añade. "La vida es mucho más interesante, por supuesto, y mucho más compleja".
Rushdie habla con vehemencia, elogia las aportaciones de las viejas colonias a la literatura inglesa actual y hasta se permite algún comentario malévolo. "Arundati Roy escribió una novela prometedora, El Dios de las pequeñas cosas, pero se convirtió en un fenómeno exagerado".