Fumar en la adolescencia daña el ADN y aumenta el riesgo de cáncer de pulmón

Un estudio muestra una relación directa entre la edad de inicio y los efectos del tabaquismo

Fumar en la adolescencia produce mutaciones genéticas del ADN que elevan considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, incluso entre quienes abandonan el hábito enseguida, según un estudio realizado por científicos de las universidades norteamericanas de Harvard y California. Es la primera vez que se demuestra que la edad de inicio en el tabaquismo, que cada vez es más temprana, tiene una repercusión directa sobre el riesgo de cáncer. Los resultados, publicados esta semana en el Journal of the National Cancer Institute, indican una correlación directa entre la edad y los ...

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Fumar en la adolescencia produce mutaciones genéticas del ADN que elevan considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, incluso entre quienes abandonan el hábito enseguida, según un estudio realizado por científicos de las universidades norteamericanas de Harvard y California. Es la primera vez que se demuestra que la edad de inicio en el tabaquismo, que cada vez es más temprana, tiene una repercusión directa sobre el riesgo de cáncer. Los resultados, publicados esta semana en el Journal of the National Cancer Institute, indican una correlación directa entre la edad y los cambios del código genético: cuanto más joven se empieza a fumar, más alteraciones se producen en el ADN. Éstas ocurren cuando los productos químicos del tabaco se fusionan con los genes en las células del ADN de los pulmones, creando complejos químicos llamados "aductos", que causan las mutaciones."Hemos hallado que no importa tanto cuánto se haya fumado, sino la edad a la que se empezó a fumar", explica el doctor John Wiencke, experto en genética de la Facultad de Medicina de la Universidad de California (UCSF), en San Francisco, que ha encabezado el estudio, realizado entre 143 personas que padecen cáncer.

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Las personas sometidas al estudio fueron distribuidas en tres grupos: por un lado, las 79 que habían sido consumidoras de tabaco; por otro, las 57 que aún fumaban, y finalmente, las siete que no habían fumado nunca. Estos grupos fueron a su vez redistribuidos en diferentes subcategorías, según las variables de edad, cantidad de cajetillas consumidas por día, total de años transcurridos con el hábito de fumar, etcétera.

Cambios genéticos

El equipo hizo las pruebas tomando muestras del tejido sano pulmonar de esos pacientes con cáncer para determinar los niveles de alteraciones que había por cada 10.000 millones de células. El número de cambios genéticos resultó ser, en general, mucho más alto entre los fumadores, y dentro de éstos, el más elevado se observó entre quienes empezaron a consumir cigarrillos antes de los 18 años, aunque sólo lo hubieran hecho por un tiempo corto.Entre el sector de los no fumadores se halló un promedio de 32 mutaciones genéticas por cada 10.000 millones de células. La cifra se disparó a 164 mutaciones entre los ex fumadores que habían comenzado a hacerlo antes de los 15 años y a 115 mutaciones entre los que empezaron a fumar antes de los 17. Después de los 20 años, la reducción de mutaciones era ya considerable: a 81. Pero el grupo que ininterrumpidamente había fumado desde la adolescencia tenía un promedio de 250 mutaciones.

Este estudio demuestra por primera vez que la exposición a los carcinógenos del tabaco en la adolescencia ocasiona daños genéticos irreparables que incrementan el riesgo de padecer más tarde cáncer pulmonar. El hallazgo ha sido considerado en Estados Unidos como una pieza importante en la composición del rompecabezas sobre los factores de riesgo asociados al tabaquismo. Así lo expresaba el editorial del Journal of the National Cancer Institute que acompañaba al informe.

Más jóvenes

Las conclusiones de este estudio son preocupantes porque en Estados Unidos y otros países se está produciendo un ascenso del tabaquismo entre los jóvenes, a pesar de las numerosas campañas de las autoridades sanitarias para evitarlo. Y cada vez es más temprana la edad de inicio en el hábito. Las últimas cifras del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades indican un aumento del 2% de fumadores adolescentes en los últimos dos años, en los que se ha pasado del 34% al 36% de fumadores en este sector de población; es decir, más de tres millones de jóvenes. En España, cerca de la mitad de los jóvenes ha probado el tabaco antes de los 16 años y el 26,4% de los adolescentes de edades comprendidas entre los 15 y 17 años fuma de forma regular. Según un estudio realizado este año por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el 41% de los jóvenes de 15 a 29 años compra tabaco regularmente.

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