Historias de amor, más allá de las normas

En una fiesta celebrada en un teatro de Murcia en 1938 un instructor soviético de las Brigadas Internacionales conoció a una joven española. Perdidamente enamorado de su pareja de baile, el oficial brigadista se negó a ser repatriado en octubre de aquel año a menos que pudiera regresar a la URSS con su novia. Finalmente, una autorización del Gobierno soviético permitió que la historia de amor fuera contada en San Petersburgo muchos años más tarde al equipo de rodaje de Extranjeros de sí mismos, el documental que ha dirigido el periodista Javier Rioyo. No obstante, el número de matrimo...

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En una fiesta celebrada en un teatro de Murcia en 1938 un instructor soviético de las Brigadas Internacionales conoció a una joven española. Perdidamente enamorado de su pareja de baile, el oficial brigadista se negó a ser repatriado en octubre de aquel año a menos que pudiera regresar a la URSS con su novia. Finalmente, una autorización del Gobierno soviético permitió que la historia de amor fuera contada en San Petersburgo muchos años más tarde al equipo de rodaje de Extranjeros de sí mismos, el documental que ha dirigido el periodista Javier Rioyo. No obstante, el número de matrimonios mixtos entre brigadistas y españolas fue muy reducido."Los voluntarios que comenzaron a llegar a Albacete en el otoño de 1936", señala el profesor Manuel Requena, "apenas permanecían unas semanas aquí. Cuando terminaban su primera fase de instrucción eran enviados a otros acuartelamientos de la provincia como Madrigueras, Mahora, Tarazona de la Mancha o Casas Ibañez. Tras unas semanas de entrenamiento partían hacia los distintos frentes de guerra para reforzar al maltrecho Ejército republicano. Este hecho explica que los brigadistas tuvieran poco trato con la población civil. Por otra parte, las normas dictadas por André Marty, responsable máximo de las Brigadas, eran muy estrictas y trataban de impedir la infiltración de espías o de confidentes al servicio del bando franquista".

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Frentes de guerra

Los brigadistas tuvieron una participación destacadísima en la defensa de Madrid frente al asedio de las tropas de Franco en el otoño de 1936. Pero su despliegue abarcó prácticamente todos los frentes de guerra importantes, desde la batalla del Ebro a Teruel y desde Extremadura a Guadalajara. Ahora bien, la presencia internacionalista al lado del bando republicano incluyó una poco conocida ayuda humanitaria. Médicos y enfermeras, llegados de muchos países, acompañaron al material sanitario y a las ambulancias donados por organizaciones humanitarias de medio mundo. Aunque algunas mujeres brigadistas lucharon con las armas en la mano, la participación femenina fue mayor en las tareas sanitarias.En el catálogo de la exposición Voluntarios de la libertad. Las Brigadas Internacionales Jesús González de Miguel resalta esta faceta. "Esta dimensión social", escribe, "no se encuentra entre los participantes extranjeros en el bando rebelde. Sería insólito e inimaginable al mismo tiempo asistir a la fundación de una guardería infantil por parte de la Legión Cóndor. Ninguno de estos gestos se pudo apreciar en el bando contrario, lo que subraya sin duda el tinte mercenario de sus voluntarios internacionales".

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