Las Brigadas regresan a Albacete

La ciudad castellana acoge una exposición sobre la solidaridad internacional con la República

"Cualesquiera que sean los errores políticos que he cometido en el pasado, el de España no fue uno de ellos". Este comentario lo hizo en 1962 un tal Brower, miembro de la Brigada Lincoln, y simboliza la ilusión que animó a muchos internacionalistas. Gentes de profesiones variadas y de un abanico ideológico que abarcaba desde liberales a anarquistas llegaron en 1936 desde todo el mundo para defender la República. Eran las Brigadas Internacionales. Una exposición recuerda estos días en Albacete, cuartel general de aquellas unidades, la contribución de estos "voluntarios de la libertad".

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"Cualesquiera que sean los errores políticos que he cometido en el pasado, el de España no fue uno de ellos". Este comentario lo hizo en 1962 un tal Brower, miembro de la Brigada Lincoln, y simboliza la ilusión que animó a muchos internacionalistas. Gentes de profesiones variadas y de un abanico ideológico que abarcaba desde liberales a anarquistas llegaron en 1936 desde todo el mundo para defender la República. Eran las Brigadas Internacionales. Una exposición recuerda estos días en Albacete, cuartel general de aquellas unidades, la contribución de estos "voluntarios de la libertad".

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Entre 40.000 y 60.000 hombres y mujeres, según diversos estudios, procedentes de más de 50 países, se encuadraron de un modo u otro en las Brigadas Internacionales. Nombres clave de la historia del siglo XX como Willy Brandt, André Malraux, Arthur London, Luigi Longo o Enver Hodxa tuvieron un papel destacado en la solidaridad internacional con la causa republicana. Pero el apoyo al régimen democrático español no se limitó al aspecto militar. De este modo, destacados intelectuales y artistas como Ernest Hemingway, Albert Camus, Charles Chaplin, Clark Gable, Greta Garbo o los hermanos Marx, entre otros muchos, impulsaron comités de apoyo a la democracia española en medio de una contienda que fue prólogo de la II Guerra Mundial.Considerado como uno de los movimientos solidarios más amplios y generosos de este siglo, las polémicas entre historiadores sobre la instrumentalización política de las Brigadas Internacionales no han restado vigencia a una gesta que pervive en la memoria de varias generaciones de demócratas españoles. "Pero uno de los objetivos de la muestra Voluntarios de la libertad. Las Brigadas Internacionales pasa por explicar aquella etapa histórica a los jóvenes". Esta manifestación de Manuel Requena, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Albacete, resume la filosofía que inspira esta exposición que permanecerá abierta en la ciudad castellano-manchega hasta el 4 de abril y que más tarde recorrerá otras capitales españolas.

Itinerante y viva

Organizada por la Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales (AABI), con la colaboración de la Junta de Castilla-La Mancha y otras instituciones, la exposición abierta en el Museo de Albacete desde el pasado 18 de marzo incluye 60 paneles sobre la época además de fotografías, carteles, armas, uniformes, documentos y objetos de uso cotidiano de los brigadistas. El comisario de la muestra, Ángel Rojo, aspira a que la exposición sea enriquecida con fondos de las distintas ciudades donde se exhiba. "Se trata", comenta este estudioso y coleccionista que ha aportado parte de los fondos de la muestra, "de que sea una exposición itinerante y viva".Al hilo de esta intención divulgativa, un centenar largo de estudiantes asistió el pasado jueves en el Museo de Albacete a una mesa redonda sobre las experiencias de las Brigadas Internacionales y su proyección en el cine, tanto documental como de ficción. Títulos como Tierra española, de Joris Ivens; Sierra de Teruel, de André Malraux; o ¿Por quién doblan las campanas? de Sam Wood, figuran entre las películas que dieron la vuelta al mundo como testimonio de la contienda y de las tareas de los internacionalistas.

El periodista y cineasta Javier Rioyo, que está montando un documental sobre el apoyo de voluntarios de numerosos países a la República, subrayó en ese debate que "la entrega de la inmensa mayoría de brigadistas a unos ideales de libertad y de justicia fue muy grande". Los especialistas en aquellos movimientos de solidaridad no ocultan el control de los partidos comunistas, en especial el de la Unión Soviética, sobre buena parte de los brigadistas. Ahora bien, los expertos subrayan asimismo el carácter plural de la procedencia de los brigadistas, que comenzaron a llegar a Albacete en octubre de 1936 y que abandonaron este país en octubre de 1938 tras una emotiva y multitudinaria despedida en Barcelona, que congregó a 200.000 personas en una de las mayores concentraciones de masas que recuerda la capital catalana.

Agentes e instructores soviéticos, comunistas alemanes, liberales estadounidenses y canadienses, socialdemócratas centroeuropeos o italianos y latinoamericanos de variopintas militancias políticas integraron el grueso de las Brigadas Internacionales. Todo ello, sin olvidar una notable presencia de jóvenes en busca de aventura o de trabajadores de países como Alemania, Austria e Italia que ya habían padecido los efectos del fascismo.

Homenaje en 1996

La exposición abierta en Albacete fue diseñada hace más de tres años para que se sumara a los homenajes institucionales y populares que se tributaron en el otoño de 1996 a los brigadistas. Poco antes, el Congreso de los Diputados había aprobado la concesión de la nacionalidad española a los internacionalistas supervivientes. Se saldaba así una deuda histórica a la que hizo referencia el doctor Juan Negrín, a la sazón jefe del Gobierno republicano, cuando despidió a los brigadistas en 1938. "Pero distintos inconvenientes", comenta Ángel Rojo, "han retrasado el montaje y la financiación de la exposición de Albacete".Aunque los organizadores no lo han pretendido, la muestra va a coincidir con el 60º aniversario del 1 de abril de 1939, fecha del final de la guerra. Sesenta años después, las palabras del escritor francés Albert Camus, reproducidas en un panel del Museo de Albacete, ilustran la significación de aquella contienda. "Fue en España donde mi generación aprendió que uno puede tener razón y ser derrotado, que la fuerza puede destruir el alma, y que hay veces en que el coraje no obtiene recompensa. Esto es, sin duda, lo que explica por qué tanta gente, el mundo entero, siente el drama de España como una tragedia personal".

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