Un campus en el huracán

La Universidad Europea nació como un pequeño centro adscrito a la Complutense, pero desde su independencia, hace cinco años, ha tenido tiempo para desarrollar 20 titulaciones en sus instalaciones de Villaviciosa de Odón, en las que estudian cerca de 7.000 jóvenes y trabajan 700 familias, entre profesores y personal de administración y servicios. El crecimiento de la institución ha sido parejo al de su conflictividad, sin parangón en el sector. En los dos últimos años, el campus de la Europea ha sido testigo de una de las más virulentas disputas entre socios capitalistas que se recuerda en la e...

La Universidad Europea nació como un pequeño centro adscrito a la Complutense, pero desde su independencia, hace cinco años, ha tenido tiempo para desarrollar 20 titulaciones en sus instalaciones de Villaviciosa de Odón, en las que estudian cerca de 7.000 jóvenes y trabajan 700 familias, entre profesores y personal de administración y servicios. El crecimiento de la institución ha sido parejo al de su conflictividad, sin parangón en el sector. En los dos últimos años, el campus de la Europea ha sido testigo de una de las más virulentas disputas entre socios capitalistas que se recuerda en la empresa madrileña; escenario de airadas protestas sindicales por el despido sistemático de los profesores más díscolos y origen de algunos escritos incendiarios, como el que elaboraron hace un año el rector y el secretario general tachando de "mentirosa" a una diputada regional, la socialista Carmen Ferrero. Pero el borrón más grande en la historia de la Europea se encuentra en el pretendido regalo de la diplomatura de Empresariales a 186 alumnos que aprobaban todas las asignaturas sin necesidad de pagar la matrícula, acudir a clase o hacer exámenes. Fue una convalidación "de tapadillo" que la universidad ofreció, por su cuenta y riesgo, a los alumnos de una titulación propia que no gozaba de reconocimiento oficial. Hasta que la Comunidad suspendió esta práctica.