Reportaje:GENÉTICA

Las células conocen el mecanismo para suicidarse desde el origen de los tiempos

¿Qué tienen en común la cola de un renacuajo, las vísceras de una larva de mosca y las membranas entre los dedos de una mano humana? Fácil: todas mueren igual. No se trata de una muerte imprevisible y azarosa, sino de una compleja y precisa estrategia que las células utilizan para suicidarse en los momentos adecuados. Y, por desgracia, también en los inadecuados: el descontrol del sistema de suicidio celular está íntimamente relacionado con el cáncer y con muchas enfermedades degenerativas. Pero según las últimas investigaciones de varios laboratorios, la maquinaria genética del suicidio celul...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

¿Qué tienen en común la cola de un renacuajo, las vísceras de una larva de mosca y las membranas entre los dedos de una mano humana? Fácil: todas mueren igual. No se trata de una muerte imprevisible y azarosa, sino de una compleja y precisa estrategia que las células utilizan para suicidarse en los momentos adecuados. Y, por desgracia, también en los inadecuados: el descontrol del sistema de suicidio celular está íntimamente relacionado con el cáncer y con muchas enfermedades degenerativas. Pero según las últimas investigaciones de varios laboratorios, la maquinaria genética del suicidio celular es universal y existe desde los inicios de la vida animal sobre la Tierra.La flor y nata de ese campo de investigación, enormemente activo en muchos laboratorios del mundo, se reunió ayer y anteayer en Madrid para intercambiarse sus últimos descubrimientos, en el tercer simposio internacional del Departamento de Inmunología y Oncología, organizado en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB).

Más información

Que las células posean un elaborado mecanismo para suicidarse supone de por sí una sorpresa para los profanos. Pero ahora les ha tocado sorprenderse también a los especialistas, porque la apoptosis, un intrincadísimo proceso que requiere la acción coordinada de baterías completas de genes, parece funcionar exactamente igual, con todo su barroco detalle, en los gusanos, en los humanos y en todo animal que haya paseado por la superficie de la Tierra desde el origen de los tiempos. El suicidio parece ser un mecanismo tan antiguo y tan esencial para las células como los propios sistemas que les sirven para respirar y para obtener energía.

Por supuesto, cada especie utiliza el suicidio celular para lo que mejor le conviene. Los insectos, por ejemplo, lo usan para destruir los órganos de la larva y hacer sitio a los tejidos del adulto, durante la metamorfosis. Los renacuajos, como queda dicho, emplean la misma estrategia para cortarse la cola, una eliminación esencial para que las ranas y los sapos luzcan el redondo trasero que da nombre a su familia (anuros, o sea, sin cola).

Manos de pollo

Si nuestros geniales ancestros de hace 700 millones de años no hubieran inventado la apoptosis, las manos de los pollos serían ahora iguales que las de los patos. Es el suicidio celular programado el que elimina las membranas interdigitales durante el desarrollo embrionario del pollo. Y también en el de las personas.Para colmo, cierta mutación en un gen provoca una apoptosis excesiva en el ojo de las moscas. Y se ha visto ahora que la misma mutación en el mismo gen provoca lo mismo... en los ojos humanos. La biología tiende últimamente a gastar este tipo de bromas que, no obstante, deben esconder algún profundo secreto sobre los orígenes evolutivos del desarrollo de todos los animales.

Carlos Martínez, investigador del CNB, y Martin Raff, del Medical Research Council en Londres, resaltan que una persona elimina por apoptosis cada día mil millones de glóbulos blancos de la sangre, que en condiciones normales se reponen gracias a la permanente productividad de la médula ósea. A menor escala, el suicidio celular funciona también en otros tejidos de la vida diaria. Raff y Martínez destacan además que la apoptosis cumple un papel central en el cáncer y en enfermedades degenerativas como el parkinson y el alzheimer, por razones opuestas. Las células cancerosas, que acumulan varios defectos genéticos durante la vida del individuo, deberían ser eliminadas por apoptosis, pero el mecanismo falla. De hecho, gran parte de los fármacos utilizados en la quimioterapia contra el cáncer funcionan mediante la reinducción del suicidio celular programado en las células del tumor.

Además, la apoptosis generalizada provocada por un factor parecido a una hormona (TNF), que es muy abundante en los enfermos de cáncer, es responsable del aspecto consumido que suelen presentar estos pacientes.

En las enfermedades neurodegenerativas, la apoptosis funciona cuando no debe y provoca el suicidio de grupos de neuronas esenciales para la función cerebral. Es el lado oscuro de un viejo, venerable y mortal invento evolutivo.

Archivado En