La literatura cromática Investigadores analizan la traducción de color en cuatro idiomas

Gabriel García Márquez o William Shakespeare describirían un entierro con una referencia obligada al color negro del luto. En el mundo árabe, sin embargo, es el blanco el color del sentimiento de dolor. Este ejemplo no es sino un botón de muestra de las constantes variaciones que se detectan entre las distintas culturas. Dos grupos de investigación, la Escuela Superior de Traducción del Rey Fahd de Tánger en Marruecos y el departamento de Filología Inglesa y Francesa de la Universidad de Cádiz, trabajan desde principios de año en constatar estos cambios mediante el análisis de unas 70 obras m...

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Gabriel García Márquez o William Shakespeare describirían un entierro con una referencia obligada al color negro del luto. En el mundo árabe, sin embargo, es el blanco el color del sentimiento de dolor. Este ejemplo no es sino un botón de muestra de las constantes variaciones que se detectan entre las distintas culturas. Dos grupos de investigación, la Escuela Superior de Traducción del Rey Fahd de Tánger en Marruecos y el departamento de Filología Inglesa y Francesa de la Universidad de Cádiz, trabajan desde principios de año en constatar estos cambios mediante el análisis de unas 70 obras maestras de la literatura en lengua inglesa, castellana, francesa y árabe. "Nuestro objetivo es saber la razón por la que el traductor cambia o manipula algo cuando aparentemente es fácil de traducir al no existir problemas lingüísticos previos", explica Claudine Lécrivain, profesora de traducción de Filología Francesa en la Universidad de Cádiz (UCA) y responsable española del proyecto. Un fragmento de un libro cualquiera puede recoger en sus páginas que el cielo era gris y las casas blancas. Este mismo relato en otra lengua tiende a alejarse en ocasiones de su sentido original. Los doce investigadores han clasificado más de una veintena de procedimientos que siguen los traductores después de dar casi por terminada la lectura de la bibliografía y haber recopilado más de 5.000 referencias del color. Los procedimientos más repetidos en la traducción son la omisión, la añadidura, la amplificación o la neutralización mediante la desaparición de matices. "No sabemos si podemos sistematizar este proceder, si responde a alguna idea o sólo al capricho del intérprete", subraya Lécrivain, que, con todo, avisa de que el actual equipo de trabajo está en contra de la traducción etnocéntrica. Esta fórmula consiste en la adecuación de las situaciones descritas por los autores de obras literarias a las costumbres del país receptor. Así, el azul turquesa en una obra española es visto azul o verde por otros países. "Todo es subjetivo", explica Lécrivain, que precisa que la simbología la marca la sociedad y con frecuencia el traductor no respeta el sentido originario y adapta cada situación a las costumbres de la sociedad que va a recibir la traducción. "Nosotros preferimos que todo quede tal cual". Tras esta labor de análisis, Lécrivain destaca, por ejemplo, la elevada presencia del color mostaza en Francia o el azafrán en España. "La ropa, los ritos, los proverbios, los sentimientos... todos tienen uno o varios colores identificativos en cada país", añade. Como contrapartida, el poco uso que se hace del color en la literatura árabe. Después de 10 meses de trabajo, los autores destacan una recomendación para los traductores: "Debieran adquirir una formación más cultural y literaria para no herir sensibilidades en ciertos momentos". Hasta el año 2000 la universidad de Cádiz y la escuela de traducción de Tánger, van a continuar con esta labor. En ello les ayudará, por ejemplo, La Arboleda perdida de Rafael Alberti en árabe, francés, inglés y castellano. "Cuando dispongamos de todos los datos nuestra meta es que los alumnos reflexionen sobre las diferencias culturales en esta materia".

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