Crítica:TEATRO

Identidad restablecida

Fue un éxito del teatro predemocrático. Parecía una obra del neorrealismo italiano: la censura había obligado a situarla en una aldea italiana. Veintiséis años después se restablece su identidad: los personajes son dos guardias civiles mujeriegos, un cura severo, un obispo que no entiende nada, una visionaria erótica, una chica pecadora... Santos y camas, procesiones y gemidos, llenan la acción bufa llevada al extremo: José Luis Saiz encuentra la complicidad de dos primeras figuras como son María Asquerino y Fernando Guillén, y entre todos gritan, corren y gesticulan para regocijo de los espec...

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Fue un éxito del teatro predemocrático. Parecía una obra del neorrealismo italiano: la censura había obligado a situarla en una aldea italiana. Veintiséis años después se restablece su identidad: los personajes son dos guardias civiles mujeriegos, un cura severo, un obispo que no entiende nada, una visionaria erótica, una chica pecadora... Santos y camas, procesiones y gemidos, llenan la acción bufa llevada al extremo: José Luis Saiz encuentra la complicidad de dos primeras figuras como son María Asquerino y Fernando Guillén, y entre todos gritan, corren y gesticulan para regocijo de los espectadores. Algunos recuerdan la primera versión; encuentran ésta más libre, como es natural, pero no tan desajustada en el tiempo.

Balada de los tres inocentes

De Pedro Mario Herrero (1973). Intérpretes: José Luis Saiz, Pepa Pedroche, Fernando Guillén, María Asquerino, César León, José María Escuer, Fernando Albizu. Escenografía: Alfonso Barajas. Dirección: José Luis Saiz. Teatro Maravillas.

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