La clave está en los genes

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Conocer los mecanismos que rigen el crecimiento, multiplicación y diferenciación de las células madre, llamadas también pluripotenciales o germinales, se está convirtiendo en estos últimos tiempos en un verdadero caballo de batalla para médicos y biólogos moleculares. De la comprensión de esos mecanismos van a surgir, según expertos en biología del desarrollo, múltiples aplicaciones, en su mayoría en forma de nuevas terapias.Pero en todos los casos, no sólo son decisivos los factores moleculares, como algunos factores de crecimiento u otros derivados del entorno. El contenido genético d...

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Conocer los mecanismos que rigen el crecimiento, multiplicación y diferenciación de las células madre, llamadas también pluripotenciales o germinales, se está convirtiendo en estos últimos tiempos en un verdadero caballo de batalla para médicos y biólogos moleculares. De la comprensión de esos mecanismos van a surgir, según expertos en biología del desarrollo, múltiples aplicaciones, en su mayoría en forma de nuevas terapias.Pero en todos los casos, no sólo son decisivos los factores moleculares, como algunos factores de crecimiento u otros derivados del entorno. El contenido genético de las células pluripotenciales y el modo en que van a expresarse esos genes va a resultar clave para que de una única célula, el huevo fecundado, se forme un embrión y de ahí surja un individuo.

Más información

En este campo, la investigación en los llamados genes maestros, que son los que dirigen las cascadas de reacciones bioquímicas que llevan a las células que van formándose primero en unidades especializadas, luego en tejidos y más tarde (o paralelamente) en órganos, cobra especial protagonismo.

Hasta la fecha se han logrado identificar varios de ellos, algunos con participación española. Por ejemplo, los que dirigen en el estado embrionario la formación del tubo digestivo o la segmentación de un organismo en su eje de cabeza a cola (genes Hox y ParaHox, descubiertos por Jordi García-Fernández, de la Universidad de Barcelona) o los genes de la asimetría, puestos al descubierto por Juan Carlos Izpisúa, del Instituto Salk de California.

Sus trabajos han contribuido a esclarecer qué gen interviene en la formación de un órgano o de un tejido. Queda por ver cómo interaccionan estos genes con otros para que se unan carne, hueso, nervios y vasos sanguíneos, y así dar con una mano.

Si se consiguiera determinar cómo los genes dirigen la formación de una estructura tridimensional, declaró hace tiempo Izpisúa, sería posible "crear órganos in vitro".

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