El entorno del Nervión en fotos

"Bilbao, puente hacia el siglo XXI" reúne el trabajo de ocho fotógrafos que se han asomado al cauce de la ría

Los puentes sobre el último tramo de la ría del Nervión, desde Miraflores a la desembocadura en el Abra, dan nombre a los capítulos que conforman el libro de fotografía Bilbao, un puente hacia el siglo XXI. Las imágenes captadas alrededor de los puentes muestran el paisaje de las orillas, las huellas de la historia, la transformación de los últimos años, y cómo trabajan y disfrutan de la vida quienes viven en el eje del Nervión. Los fotógrafos Mikel Alonso, Bernardo Corral, Jesús Ángel Miranda, José Luis Nocito, Aitor Ortiz, José Luis Ramírez, Ángel Raíz de Azúa y Pedro Zarrabeitia han trabaja...

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Los puentes sobre el último tramo de la ría del Nervión, desde Miraflores a la desembocadura en el Abra, dan nombre a los capítulos que conforman el libro de fotografía Bilbao, un puente hacia el siglo XXI. Las imágenes captadas alrededor de los puentes muestran el paisaje de las orillas, las huellas de la historia, la transformación de los últimos años, y cómo trabajan y disfrutan de la vida quienes viven en el eje del Nervión. Los fotógrafos Mikel Alonso, Bernardo Corral, Jesús Ángel Miranda, José Luis Nocito, Aitor Ortiz, José Luis Ramírez, Ángel Raíz de Azúa y Pedro Zarrabeitia han trabajado sobre un guión del profesor Josu Bilbao Fullaondo. El escritor José Fernández de la Sota es el autor de los textos sobre cada puente. El libro ha sido editado por el área de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Bilbao y Bilbao Ría 2000. Ya lo advierte el concejal de Cultura, Joseba Intxaurraga, en la primera línea de su introducción a Bilbao, puente hacia el siglo XXI: "Hablar de puentes, es hablar de hombres y de ciudades". La ciudad de esos puentes sobre las aguas de la ría del Nervión es Bilbao -y las localidades que se suceden hasta el borde del mar-. Y las decenas de fotografía forman un retrato minucioso del rostro actual de la comarca. El recorrido comienza en Miraflores, un puente sin historia que no es más que una pieza de una autovía nacida en los años 90 para aliviar la congestión del tráfico en Bilbao. Allí se captaron las imágenes del trabajo en la redacción de Deia, Mercabilbao o la Escuela Profesional de Atxuri. Desde allí, el cauce desciende hasta el puente de San Antón, el de más linaje, que ya existía antes de la fundación de la villa. Es la puerta del Casco Viejo: el Museo Etnográfico, los comercios, los bares y restaurantes y el mercado de la Ribera. Los puentes de Conde Mirasol, La Merced, el Arenal y el Ayuntamiento acaban por dibujar el paisaje urbano del corazón de Bilbao con fotografías que plasman desde la Gran Vía al Teatro Arriaga, o desde el mercado de Santo Tomás a la nueva estación de Amézola. Aguas abajo, la pasarela de Calatrava -Zubizuri, según la olvidada denominación oficial- es la excusa para retratar el Ensanche y su ambiente nocturno. Al capítulo del puente de La Salve le toca mostrar, por dentro y por fuera, el Museo Guggenheim y el área en transformación de Abandoibarra. Desde el puente de Deusto, le llega el turno al Museo de Bellas Artes y, desde el de Euskalduna, el último puente construido en Bilbao, del palacio de congresos que lleva el mismo nombre. El mastodóntico Rontegi no es un puente de Bilbao, sino de la ría. Desde él se ve el Bilbao portuario, lo que queda del ya oxidado pasado industrial y las grúas y trabajo en las fábricas que miran al futuro. Tras 14 kilómetros siguiendo el cauce, el recorrido acaba en el puente de Vizcaya, centenaria estructura metálica. El puente de Portugalete, el transbordador entre esa localidad y Las Arenas, cierra el paseo con fotografías de actividad portuaria en Santurtzi y Las Arenas, y las playas de Getxo.

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