LA LIDIA

Liria y Escobar, dos valientes

A Pepín Liria ya le había levantado los pies del suelo la primera de las alimañas enviadas por Cebada Gago, por fortuna sin consecuencias. Sí que las sufrió, en cambio, minutos antes, el subalterno Alejandro Escobar, que arriesgó en el primer par y fue herido, pero que, en un gesto de pundonor y cojeando visiblemente, volvió a la res y clavó otro soberbio par de banderillas antes de pasar a la enfermería, de la que ya no salió. Eso es un torero, el primer valiente de la tarde. El segundo fue Liria, que poco pudo hacer con ese ejemplar, pero que en el quinto, boyante y encastado, que tenía ...

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A Pepín Liria ya le había levantado los pies del suelo la primera de las alimañas enviadas por Cebada Gago, por fortuna sin consecuencias. Sí que las sufrió, en cambio, minutos antes, el subalterno Alejandro Escobar, que arriesgó en el primer par y fue herido, pero que, en un gesto de pundonor y cojeando visiblemente, volvió a la res y clavó otro soberbio par de banderillas antes de pasar a la enfermería, de la que ya no salió. Eso es un torero, el primer valiente de la tarde. El segundo fue Liria, que poco pudo hacer con ese ejemplar, pero que en el quinto, boyante y encastado, que tenía mucho que torear, estuvo valerosísimo, tragando una barbaridad por ambos pitones. Estoconazo hasta la mano. Petición prácticamente unánime de las dos orejas, pero el presidente debió pensar que todos los que estaban en la plaza eran unos ignorantes y sólo concedió una. El valor, la firmeza y el dominio puestos de manifiesto por el murciano ante un ejemplar con tanta casta tuvieron el premio especial del entusiasta reconocimiento del público.A Emilio Muñoz le correspondió el único astado de noble y suave embestida de la tarde, y estuvo muy bien con él, menos en el bajonazo final. Lo había lanceado con elegancia y muleteó con mucha verdad y torería, destacando en unos naturales en los que embarcó perfectamente la embestida pastueña. El cuarto, aunque se entregó en la primera vara, llegó a la muleta propinando tarascadas con mucho sentido. Muñoz, que evidentemente no había venido a Zaragoza a que lo cogiese el toro, desistió después del primer extraño.

Cebada / Muñoz, Liria, Moreno

Toros de Cebada Gago, con trapío; 1º noble; 2º, 3º y 4º, peligrosos; 5º muy encastado; 6º mansurrón.Emilio Muñoz: ovación y bronca. Pepín Liria: silencio; oreja y dos vueltas. José Luis Moreno: pitos en los dos. El peón Alejandro Escobar resultó herido menos grave. Plaza de Zaragoza, 6 de octubre. 3ª corrida de feria. Tres cuartos de entrada.

El otro espada debía haber sido Juan Mora, que extrañamente no ha deseado comparecer en esta corrida, enviando un parte facultativo, firmado por un galeno bajo sospecha que llegó el lunes a Zaragoza, según el cual padecía una lesión a la que el diestro no hizo mención el domingo por la noche, en una entrevista radiofónica. En su lugar vino José Luis Moreno, que últimamente ha llamado la atención en varios ruedos relevantes, pero no estuvo afortunado. Bien es verdad que su lote fue muy deslucido, el tercero probón y colándose con violencia y el sexto manseando y dando cabezazos. En su primero, Moreno probó la embestida, recibió pronto un susto y desistió. Media estocada y un bajonazo. En el sexto hizo un brevísimo esfuerzo, pero en general se mostró muy afligido y asustado. Ha devuelto el crédito que le concedió una empresa enojada y atribulada por las sustituciones. Y menos mal que Liria salvó una tarde que tras el primer toro iba cuesta abajo, entre el enfado del público.

Hernando, operado

El novillero Gonzalo Hernando, de 19 años, fue intervenido ayer en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, informa Luis Martínez. El equipo de neurología del centro le volvió a operar en las cervicales dañadas el pasado mes de agosto cuando fue cogido por un astado el día de su debú con picadores. La semana pasada sufrió una recaída tras registrarse un rechazo del injerto de los huesos de la cadera que le hicieron en su primer paso por el quirófano. Esta vez, tras cuatro horas de intervención, se le practicó otro injerto y se le inmovilizó la zona afectada, según informa su padre, Andrés Hernando.

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