Filósofos conquistadores
Cáceres, capital cultural de Extremadura, una ciudad monumental en la tierra de los conquistadores, ha sido literalmente tomada por los filósofos, buena parte de ellos de origen iberoamericano.En los pasillos y claustros del viejo complejo conventual de San Francisco, una joya arquitectónica del siglo XV, construida con apoyo financiero de los Reyes Católicos y de la propia nobleza de la ciudad, nada menos que un millar de filósofos hablan del abrazo dialéctico, de la necesidad de tender un puente que salve la ruptura entre los pensadores de uno y otro lado del Atlántico. Hernán Cortés, el ext...
Cáceres, capital cultural de Extremadura, una ciudad monumental en la tierra de los conquistadores, ha sido literalmente tomada por los filósofos, buena parte de ellos de origen iberoamericano.En los pasillos y claustros del viejo complejo conventual de San Francisco, una joya arquitectónica del siglo XV, construida con apoyo financiero de los Reyes Católicos y de la propia nobleza de la ciudad, nada menos que un millar de filósofos hablan del abrazo dialéctico, de la necesidad de tender un puente que salve la ruptura entre los pensadores de uno y otro lado del Atlántico. Hernán Cortés, el extremeño de Medellín, conquistó México, y desde allí el filósofo Luis Villoro Toranzo aboga por crear una mancomunidad iberoamericana de pensadores.
La historia, díscola e imprevisible cuando del futuro se trata, nos depara esta curiosa estampa: la conquista simbólica que los filósofos hispanoparlantes han hecho de Cáceres. La ciudad es durante unos días un flujo de pensamientos vivos, calientes, críticos, engarzados o divergentes.
No sólo es el complejo de San Francisco. Toda la ciudad es una tertulia infinita de pensadores que discuten de la diferencia de la teoría sexual y la crítica del género, que nos remiten a la paradoja de la filosofía mundana, que nos descubren qué hay tras la superación de las patologías de la modernidad, o profundizan en la circularidad especulativa.