Un gitano de primera

"Todavía me siento un poco gitano, como en mis años jóvenes en Andalucía, deshaciendo maletas, de ciudad en ciudad". Así reflexionaba ayer Antonio Banderas, instalado en una suite de lujo del hotel María Cristina, sede del festival donostiarra. "Ahora bien", matiza el actor con guasa, "he notado que tengo mejor habitación que cuando vine por primera vez al Festival de San Sebastián. Entonces apenas era un jovencito que paseaba por La Concha con la ilusión de ver a alguna estrella de cerca. O sea, que podemos decir que me he convertido en un gitano de primera clase".Aquel "entonces" al que alud...

"Todavía me siento un poco gitano, como en mis años jóvenes en Andalucía, deshaciendo maletas, de ciudad en ciudad". Así reflexionaba ayer Antonio Banderas, instalado en una suite de lujo del hotel María Cristina, sede del festival donostiarra. "Ahora bien", matiza el actor con guasa, "he notado que tengo mejor habitación que cuando vine por primera vez al Festival de San Sebastián. Entonces apenas era un jovencito que paseaba por La Concha con la ilusión de ver a alguna estrella de cerca. O sea, que podemos decir que me he convertido en un gitano de primera clase".Aquel "entonces" al que alude Antonio Banderas se remonta a 1985 cuando acudió al festival donostiarra La corte del faraón, una comedia dirigida por José Luis García Sánchez. Banderas confiesa que regresa a esta capital vasca "con toda la humildad posible, con responsabilidad y con miedo al pateo si al público no le gusta la película". Cuando el periodista le reprocha una cierta exageración, el actor malagueño observa muy serio: "No me quito de la cabeza que sigo trabajando para el público español".

Pero a la vista de los entusiasmos que La máscara de El Zorro despierta entre los públicos de Estados Unidos o de Japón, seguro que el justiciero Banderas pondrá en pie esta noche a cerca de 10.000 personas que llenarán el velódromo de Anoeta para aplaudir las aventuras del famoso espadachín.