La mujer tiene la vida más larga, pero de peor calidad que el hombre

Las dolencias óseas doblan a las del varón

Las mujeres de los países occidentales viven más tiempo que los hombres, pero tienen peor calidad de vida, según concluye Monserrat García, jefa de servicio de salud laboral del Ministerio de Sanidad, consciente de que este campo está aún por explorar. García participó en el seminario Prevención de riesgos de las mujeres en el trabajo, clausurado el pasado viernes en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander.

La ventaja de siete años que la mujer española saca al hombre en las estadísticas demográficas tiene su contrapartida negativa en los estudios realizados sobre la ...

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Las mujeres de los países occidentales viven más tiempo que los hombres, pero tienen peor calidad de vida, según concluye Monserrat García, jefa de servicio de salud laboral del Ministerio de Sanidad, consciente de que este campo está aún por explorar. García participó en el seminario Prevención de riesgos de las mujeres en el trabajo, clausurado el pasado viernes en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, en Santander.

La ventaja de siete años que la mujer española saca al hombre en las estadísticas demográficas tiene su contrapartida negativa en los estudios realizados sobre la salud en función del género.Según se ha podido comprobar hasta ahora, ella acude más frecuentemente al médico que el hombre, consume más fármacos y tiene una percepción más negativa de su propio bienestar.Así, Monserrat García indicó que las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, las primeras causas de muerte en los países industrializados, efectivamente atacan en mayor medida a la población masculina. Sin embargo las mujeres padecen con mucha más frecuencia dolencias crónicas que sufren durante años.

Patrones de enfermedad

Según la especialista del Ministerio de Sanidad, hasta hace 15 años los investigadores preferían ignorar que hombres y mujeres muestran diferentes niveles de salud y de enfermedad y se conformaban con utilizar los datos masculinos para toda la población, sin buscar respuestas distintas para cada género.Desde comienzos de los años ochenta están surgiendo grupos de investigadores, integrados en buena parte por mujeres, que buscan las diferencias que tampoco fueron tenidas en cuenta antes por sus colegas, y menos aún en el ámbito laboral.

Esta desigualdad en salud tiene su origen en que hombres y mujeres son distintos psicológica y biológicamente, pero también nace, subrayó García, del distinto papel que ocupa la mujer en el mundo laboral esepcialmente en la sociedad moderna.

Aunque se ha constatado que cuando las mujeres trabajan fuera de casa se sienten "más realizadas", también se sabe, por ejemplo, que el 60% de estas trabajadoras padece algún tipo de dolencia osteomuscular (el doble que los varones) y que la ansiedad y la depresión son más frecuentes entre la población femenina.

En opinión de García, esta circunstancia se explica en buene medida si se tiene en cuenta el poco tiempo que dedica la mujer a cuidados propios ya que las tareas del hogar le llevan seis horas diarias, según las encuestas.

Además, cuando la mujer se gana la vida fuera, lo hace con frecuencia en condiciones precarias, con sueldos bajos y mayoritariamente en sectores como la educación y la sanidad, donde su tarea consiste en prolongar fuera de casa el cuidado a terceros.

La experta del Ministerio de Sanidad se refirió igualmente al llamado síndrome del edificio enfermo que afecta de 1,5 a dos veces más a las mujeres que a los hombres. La causa de este mal, propio de finales de siglo es la mala calidad del aire interno en las oficinas y sus síntomas más corrientes son fatiga y alteraciones de las mucosas y el sistema nervioso.

Condiciones laborales

Algunos investigadores en este campo han llegado a considerar que la prevalencia femenina de esta dolencia laboral se debía a factores psíquicos, propios de su sexo ya que, como apuntó García, siempre se ha dicho que la mujer "tiene una mente más quejica", frente a las mismas circunstancias adversas.Sin embargo, otros trabajos recientes se han molestado en llegar más lejos en este fenómeno laboral y sus resultados han permitido comprobar que, por lo general, la densidad de mujeres por metro cuadrado en las oficinas es más alta que la de los hombres. Estos, por su parte, suelen disfrutar con mayor frecuencia de un despacho para ellos solos.

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