Nuevos materiales y tejido tecnológico
La presencia de los nuevos tejidos con base tecnológica, es decir, basados en la investigación química y en las mezclas de lo que da la madre naturaleza con los hallazgos de laboratorio, ha dado mucho que hablar y cortar tanto en pro como en contra. La Cibeles traerá este año gran variedad de estos materiales.La mala prensa que ha tenido siempre lo artificial se ha ensañado con los tejidos sintéticos. Pero la ciencia avanza que es una barbaridad, y los viejos argumentos de que no transpiraban, dañaban la piel o su apariencia era chocante frente al lino o la seda, han quedado atrás. La experien...
La presencia de los nuevos tejidos con base tecnológica, es decir, basados en la investigación química y en las mezclas de lo que da la madre naturaleza con los hallazgos de laboratorio, ha dado mucho que hablar y cortar tanto en pro como en contra. La Cibeles traerá este año gran variedad de estos materiales.La mala prensa que ha tenido siempre lo artificial se ha ensañado con los tejidos sintéticos. Pero la ciencia avanza que es una barbaridad, y los viejos argumentos de que no transpiraban, dañaban la piel o su apariencia era chocante frente al lino o la seda, han quedado atrás. La experiencia de la licra y más recientemente el tencel, dan un crédito de altura a estas telas. Este perfeccionismo imitando a lo natural (y superándolo con creces a veces: ¡la mayoría no se arrugan!) también tiene su campo de acción sobre las pieles sintéticas, y donde los estilistas del ramo han volcado su imaginación.
De cara a la primavera-verano estos temas de los tejidos sobre la piel caliente adquieren un protagonismo justificado. Desde las organzas a la seda, los tejidos artificiales o las mezclas muy bien balanceadas ofrecen alternativas de fiar. Tanto las grandes firmas como las más modestas desde hace mucho han apostado por los nuevos materiales tecnológicos, diciendo siempre que no se trata de dar gato por liebre, sino de adecuar la prenda a los tiempos que corren, en muchos terrenos, de verdadera anticipación científica, un avance que no suponía ni Courreges cuando comenzó a inundar las pasarelas allá por los años sesenta de plásticos de todo tipo.