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Cuatro hombres vestidos de negro y Wim Mertens con su atuendo habitual de pantalón oscuro y camisa blanca: concierto para piano y metales. El compositor belga vino a presentar Integer valor, como anticipo de una gira española prevista para otoño. Un disco inspirado que se enmarca en la línea orquestal iniciada a principios de los años noventa con Shot and echo y luego Jardin clos. En la grabación trabajaron veinte músicos pero viajar con tanta gente cuesta una pasta en dietas, hoteles y pagas. Y no está el patio para derroches. Así que Mertens tiene que prescindir en direc...
Cuatro hombres vestidos de negro y Wim Mertens con su atuendo habitual de pantalón oscuro y camisa blanca: concierto para piano y metales. El compositor belga vino a presentar Integer valor, como anticipo de una gira española prevista para otoño. Un disco inspirado que se enmarca en la línea orquestal iniciada a principios de los años noventa con Shot and echo y luego Jardin clos. En la grabación trabajaron veinte músicos pero viajar con tanta gente cuesta una pasta en dietas, hoteles y pagas. Y no está el patio para derroches. Así que Mertens tiene que prescindir en directo de sección de cuerda y contentarse con sus cuatro mosqueteros.
Tendencias
Wim Mertens
Wim Mertens (piano y voz), Geert Devos (trombón), Bart Van Der Strieckt (trompeta), Mark Verdonck (saxos alto y tenor) y Dirk Descheemaeker (saxosoprano). Palacio de Congresos y Exposiciones. Madrid, 12 de junio.
En su regreso a Madrid, después de dos años, estuvo lejos de llenar la sala. Los tiempos dorados del minimalismo y las nuevas músicas pasaron y las tendencias van hoy por otros derroteros. Él, sin embargo, sigue con sus repeticiones y ritmos elementales en los que suele irrumpir la voz. Y es que Mertens insiste en cantar. Está en su derecho, faltaría más, aunque puede llegar a resultar desesperante.Una vez superados los problemas de sonido, Mertens y sus instrumentistas se aventuraron por una primera parte más bien lírica -con distintas piezas cortas que parecían integrarse en una única obra- y una segunda más contundente. Sin grandes innovaciones, que no es ése el objetivo de este graduado en ciencias políticas y musicología a quien le parece sospechosa la sola idea de novedad o cambio. Su lenta evolución se traduce en las diferentes instrumentaciones elegidas: reiteración en las obsesiones pero con cierta variedad de registros.
Lejos ya de alucinaciones colectivas o de apresurados linchamientos, y atenuadas tanto las pasiones enfermizas como las fobias exageradas, Wim Mertens se encuentra, a sus 45 años recién cumplidos, ante una situación en la que únicamente importa la belleza de algunas de sus melodías. Salimos todos ganando.