DESASTRE ECOLÓGICO

Secuelas para los recursos pesqueros

Doñana sobrevive, pero ahora los vertidos se dirigen hacia la desembocadura del Guadalquivir, lo que supondrá «la destrucción del ecosistema y de los recursos pesqueros de la zona», alertaron los ecologistas. Los ecologistas no sólo no han bajado la guardia sino que insisten en que la situación no está controlada. Greenpeace ha enviado a Doñana el buque MV Greenpeace para evaluar en el entorno del coto los daños que está causando la avalancha de agua tóxica. «A las cuatro de la madrugada numerosos cangrejos de río salían huyendo del agua, que ya era ácida, del río Guadiamar. Al cabo de pocas...

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Doñana sobrevive, pero ahora los vertidos se dirigen hacia la desembocadura del Guadalquivir, lo que supondrá «la destrucción del ecosistema y de los recursos pesqueros de la zona», alertaron los ecologistas. Los ecologistas no sólo no han bajado la guardia sino que insisten en que la situación no está controlada. Greenpeace ha enviado a Doñana el buque MV Greenpeace para evaluar en el entorno del coto los daños que está causando la avalancha de agua tóxica. «A las cuatro de la madrugada numerosos cangrejos de río salían huyendo del agua, que ya era ácida, del río Guadiamar. Al cabo de pocas horas ya se veían en el lugar multitud de carpas y otros peces muertos», afirmaba desde el lugar de los hechos Eva Hernández, de Greenpeace.

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La organización WWF/Adena calificó la riada como «una de las peores catástrofes ambientales europeas» y ha pedido a la fiscalía que depure responsabilidades en este suceso. Su secretario general, Juan Carlos del Olmo, expresó su temor de que «aves de todo el parque vengan a comer los animales muertos y sufran a su vez una gran mortandad».

El avance de la riada ha dejado gravemente dañadas 4.800 hectáreas de terreno agrícola de las localidades sevillanas de Aznalcóllar, Olivares, Sanlúcar, Benacazón, Huévar y Aznalcázar, sobre todo olivares, cítricos, cereal, arroz y algodón. Además, los daños ecológicos afectan también a una colonia de garzas que nidifica en la zona de Entremuros (al norte de Doñana) y a las poblaciones de albures, anguilas, cangrejos y camarones.

La captura y la venta de cualquiera de estas especies será severamente controlada por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía. Pescadores de la zona de Sanlúcar de Barrameda, desembocadura del Guadalquivir, han mostrado su malestar por el desvío de la ola tóxica, ya que consideran que va a perjudicar las capturas en la zona y que «se ha pensado más en los patos que en las personas». Los únicos heridos en la riada son dos vecinos de Aznalcázar, que sufren dermatitis tras meterse en el agua sucia para rescatar a unos animales.

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