Novelistas a tiempo parcial

Todos sueñan con vivir de la literatura, pero apenas una docena de escritores en España gana lo suficiente como para concentrarse sólo en sus novelas. Serían los casos de Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Antonio Gala, Arturo Pérez Reverte, Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán y pocos más. Son los padres y los abuelos, literariamente hablando, de los escritores debutantes.Si venden mucho, no hay problemas de secretismo, pero, si la respuesta del público no acompaña las expectativas, tanto las editoriales como los autores jóvenes se muestran muy remisos a dar cifras de lectores. Las tiradas...

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Todos sueñan con vivir de la literatura, pero apenas una docena de escritores en España gana lo suficiente como para concentrarse sólo en sus novelas. Serían los casos de Camilo José Cela, Mario Vargas Llosa, Antonio Gala, Arturo Pérez Reverte, Juan Marsé, Manuel Vázquez Montalbán y pocos más. Son los padres y los abuelos, literariamente hablando, de los escritores debutantes.Si venden mucho, no hay problemas de secretismo, pero, si la respuesta del público no acompaña las expectativas, tanto las editoriales como los autores jóvenes se muestran muy remisos a dar cifras de lectores. Las tiradas medias se sitúan entre los 1000 y 5.000 ejemplares. Son contados los que rompen esa barrera. Lo bien cierto es que la inmensa mayoría de los escritores del tercer milenio necesita compaginar la literatura con otras actividades para llegar a fin de mes.

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Desde hace décadas, la enseñanza y el periodismo aparecen como los oficios complementarios más frecuentes. Así las cosas, los trabajos como profesores de literatura o periodistas representan los ingresos fijos de la mayor parte de los menores de 40. Los cheques del editor, en muchos casos, no pasan de ser un extra.

Premios sustanciosos como el Planeta, dotado con 50 millones de pesetas, representan la vía más rápida para profesionalizarse en las letras. Juan Manuel de Prada ya puede plantearse, a sus 27 años y con cuatro libros publicados, el futuro sin sobresaltos, aunque de momento piensa seguir colaborando en un diario conservador.

Lucía Etxebarría, ganadora del Nadal, dotado con cinco millones, o Martín Casariego, que obtuvo los tres millones del Ateneo de Sevilla, se encuentran en la encrucijada de esperar la respuesta del público. La primera alterna la literatura con colaboraciones periodísticas y ha dejado el centro comercial donde trabajaba como relaciones públicas. Casariego, autor de Y decirte alguna estupidez, como, por ejemplo, te quiero, trabaja también como guionista de cine.

Salvo el Planeta, es difícil que un concurso les mejore la vida. Álvaro Durán, ganador del Premio Nuevos Narradores en 1995, tras desempeñar los oficios más variopintos, volvió al pueblo vivir con su madre para seguir escribiendo.

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