Lo que se perdió en Cuba, en el capítulo 13 de 'Memoria del 98'

Hasta el siglo pasado, Cuba fue un territorio dentro de la Corona española carente de minas de plata y oro, cuya única importancia residía en el puerto de La Habana como base y punto de apoyo de las naves que iban y venían desde la Península. Pero en el XIX, el azúcar sustituyó a la plata y fue una saneada fuente de ingresos para la Hacienda española, de tal manera que la renta per cápita cubana era sensiblemente superior a la de la metrópoli, según analiza el historiador Gabriel Tortella en el capítulo 13 de Memoria del 98, que mañana lunes se entrega con EL PAÍS.El dinamismo de la eco...

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Hasta el siglo pasado, Cuba fue un territorio dentro de la Corona española carente de minas de plata y oro, cuya única importancia residía en el puerto de La Habana como base y punto de apoyo de las naves que iban y venían desde la Península. Pero en el XIX, el azúcar sustituyó a la plata y fue una saneada fuente de ingresos para la Hacienda española, de tal manera que la renta per cápita cubana era sensiblemente superior a la de la metrópoli, según analiza el historiador Gabriel Tortella en el capítulo 13 de Memoria del 98, que mañana lunes se entrega con EL PAÍS.El dinamismo de la economía cubana fue tan grande que el primer ferrocarril que se construyó en territorio de soberanía española fue el de La Habana-Guimes en 1837, 11 años antes que el de Barcelona- Mataró.

Con el azúcar se formó una clase adinerada mercantil e industrial, una élite empresarial cuyos hijos estudiaban en la Universidad de La Habana y viajaban a Europa, se entusiasmaban con las ideas liberales de la época, aunque no por ello dejaban de tener esclavos que trabajaban en los ingenios.

Esta sacarocracia fue la base social que vertebraría luego el autonomismo, primero, y el nacionalismo, después.

Demasiado lejos

La economía de la isla estaba muy ligada a la de Estados Unidos; España se encontraba demasiado lejos y no tenía peso específico para compensar la distancia. Por esta razón, sería ilusorio creer que con una política diferente se hubiera podido evitar la independencia de Cuba, pero sí el conflicto doloroso y violento que, a la postre, humilló y desangró a ambas partes.

Este fascículo incluye el análisis de Pedro Fraile sobre si fue realmente un desastre la pérdida de las colonias. Lo peor, no obstante, fue el clima político que se originó y los cambios derivados del proteccionismo nacionalista.

Leandro Prados pasa revista a la situación de la economía española a principio de siglo. Francisco Comín repasa la biografía de Raimundo Fernández Villaverde, un ministro de Hacienda bastante brillante, que fue maltratado por la prensa satírica de la época y fracasó en su intento de hacerse con el liderazgo del Partido Conservador. Luis Carandell evoca a los velocipedistas en su artículo habitual.

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