'La ciudad y los perros' inicia la edición de la Biblioteca Mario Vargas Llosa

"Mi obra está envenenada de la historia actual", afirma el autor

Se cumplen 35 años de la edición de la primera novela de Mario Vargas Llosa, La ciudad y los perros. Un aniversario que da inicio a una segunda etapa en la obra del escritor hispano-peruano, la de la edición de sus obras reunidas bajo el título de Biblioteca Mario Vargas Llosa, a cargo de la editorial Alfaguara. El autor se mostró ayer ilusionado con esta colección, aunque rechaza la idea de analizar la propia obra. Sólo se siente capaz de asegurar algo respecto a su producción literaria: "Soy un escritor muy demi época".

La Biblioteca Mario Vargas Llosa significa, en cierta forma, una ...

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Se cumplen 35 años de la edición de la primera novela de Mario Vargas Llosa, La ciudad y los perros. Un aniversario que da inicio a una segunda etapa en la obra del escritor hispano-peruano, la de la edición de sus obras reunidas bajo el título de Biblioteca Mario Vargas Llosa, a cargo de la editorial Alfaguara. El autor se mostró ayer ilusionado con esta colección, aunque rechaza la idea de analizar la propia obra. Sólo se siente capaz de asegurar algo respecto a su producción literaria: "Soy un escritor muy demi época".

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La Biblioteca Mario Vargas Llosa significa, en cierta forma, una recapitulación. Como colección, da pie a pensar en la posible unidad o sentido de ese conjunto de escritos. "Esa es la idea", afirma el autor de títulos como La ciudad y los perros, Conversación en la catedral o Historia de Mayta. "Se trata de reunir la obra, ver si eso le da una unidad, una continuidad. O quizá de pensar si es una obra poco coherente en la que hay una gran diversidad, acaso contradictoria. Yo mismo no lo sé".Una duda que puede deberse al rechazo a ahondar en la propia obra o por cierta incapacidad del autor a valorar su trabajo. "Hacer esa especie de alto en el camino, para sacar esas conclusiones y balances no me interesa nada. Me parece que es como convertirse en una estatua. Estoy metido en mi trabajo, siempre con muchos más proyectos que tiempo para realizarlos. Decidir hacer un balance es como morirse en vida. Creo que es mejor que, si eso se hace, se haga cuando yo no esté presente. Cuando ya se pueda saber si realmente esa obra va a durar o a desaparecer conmigo".

Una modestia que, en un autor de su renombre, parece innecesaria. "Espero que mi obra no desaparezca conmigo, pero seguridad absoluta, no tengo. Hay obras que parecen muy importantes en un momento y luego se desvanecen como una pompa de jabón. Y a la inversa. Creo que, sin ninguna vanidad, hay que tener la conciencia de que la importancia de una obra sólo te la da una perspectiva temporal".

Lo cierto es que una de las facetas más destacables de Vargas Llosa es la de crítico literario, lo cual podría haberlo llevado a alguna tentación. "Me gusta muchísimo la crítica, es un género creativo enormemente instructivo. Y me siento mucho más seguro al hablar de obras de otros".

Se dice que un gran escritor es aquel que crea un universo literario. Vargas Llosa, habitualmente muy seguro de sí mismo, se muestra mucho más dubitativo aún ante esta afirmación. "No sé qué es lo que he creado. No sé qué es lo que puede valer lo que he creado. Realmente no tengo una respuesta".

La valoración queda, pues, en manos del lector. Alguien que, con una obra narrativa tan anclada en la propia biografía del autor, podrá hacer una doble lectura de estas novelas. "Sin ninguna duda", afirma. "Y no solamente porque en todas mis obras hay siempre un punto de partida autobiográfico, la memoria ha sido siempre una materia prima para todo lo que escrito, sino porque creo que es una obra que está muy arraigada en su época. Yo he escrito siempre a partir de lo que ocurría a mi alrededor. Incluso en novelas con materia histórica como La guerra del fin del mundo, la actualidad está muy presente. Mi obra está envenenada de la historia contemporánea, de la que yo he vivido. Soy un escritor muy de mi tiempo".

Vargas Llosa ha revisado concienzudamente la edición de La ciudad y los perros y la ha limpiado de las erratas de ediciones anteriores. "Una de las cosas que me alegra esta edición es poder ver mis obras, por fin, limpias de erratas", dice. Pero esa revisión lo ha llevado a ir sobre las líneas de su primera novela. "Es una sensación extraña, la de ver el joven que fui", reconoce. "Esta novela tiene para mi todo un simbolismo, es la novela con la que empecé a ser un escritor. Me dio una seguridad respecto a mi propia vocación que hasta entonces no tenía".

Unas reflexiones sobre sus inicios que ha coincidido con la reciente publicación de su Cartas a un joven novelista, y que la convierte en una especie de carta a sí mismo. "He hecho una especie de desdoblamiento. He pensado cuáles son las preocupaciones, las angustias, las ambiciones que yo tenía cuando comencé a escribir. Muchas de las respuestas que doy son a las preguntas que yo me hice hace 35 años".

Pero Vargas Llosa, con 61 años, sigue con los ojos puestos en sus nuevos proyetos. "Mi preocupación principal es la novela que estoy escribiendo y el libro que quiero sacar adelante, un libro de aliento, complicado. Eso a mí me estimula mucho más que estar como un Narciso, que evalúa lo que ha hecho. Me resulta mucho más rejuvenecedor que mirar hacia atrás".

Vargas Llosa presentará mañana su novela con un coloquio en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense (Salón de Grados), a las 12.30; y con un acto en el Museo Thyssen, a las 19.30 donde el autor leerá fragmentos de La ciudad y los perros.

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