Tribuna:

Imágenes memorables

En colaboración con el MOMA de Nueva York y el Centro Georges Pompidou de París, el MNCARS de Madrid presenta una retrospectiva del artista francés Fernand Léger, una de las figuras capitales de la primera vanguardia a través de la revolución. cubista. Se han reunido para la ocasión 145 obras, 89 de las cuales son óleos y 56 dibujos, lo que, tratándose de un artista de la importancia de Léger, cuya presencia es prácticamente nula en. las colecciones españolas, constituye un conjunto verdaderamente formidable. Este brillante resultado ha sido posible gracias al patrocinio del Banc...

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En colaboración con el MOMA de Nueva York y el Centro Georges Pompidou de París, el MNCARS de Madrid presenta una retrospectiva del artista francés Fernand Léger, una de las figuras capitales de la primera vanguardia a través de la revolución. cubista. Se han reunido para la ocasión 145 obras, 89 de las cuales son óleos y 56 dibujos, lo que, tratándose de un artista de la importancia de Léger, cuya presencia es prácticamente nula en. las colecciones españolas, constituye un conjunto verdaderamente formidable. Este brillante resultado ha sido posible gracias al patrocinio del Banco Bilbao Vizcaya y a la competencia de la comisaría de nuestro país, Marta González Orbegozo, que es jefa del departamento de Exposiciones Temporales del propio MNCARS. En 1983 tuvo lugar otra muestra de Léger en nuestro país, exhibida entonces en la Fundación Juan March, pero lógicamente de menor calado.De la actual hay que destacar, además del hecho en sí de la relevancia artística de Léger y el número y significación de las obras seleccionadas, su maravilloso equilibrio, en cuanto a la calidad media y la buena proporción de cada una de sus partes, etapas, temas y técnica, lo que implica no sólo haber hecho sino, sobre todo, haber pensado muy bien la exposición. También me parece muy notable el montaje de la misma, llevado a cabo por Juan Ariño con profesionalidad y excelente gusto. Se trata, en fin, de algo poco común en nuestro país, que en estos temas nos tiene acostumbrados a conseguir poco más que el acierto de traer una muestra de algún artista fundamental.

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En este caso, el acierto hay que valorarlo, además, desde otra perspectiva: Léger construye su pintura sintetizando una complejidad de elementos formales verdaderamente sorprendente. Se desafía a no prescindir de ninguno de los valores clásicos -plano, volumen, línea, estructura, color, equilibrio, ritmo-, pero sin servirse de ninguno de los trucos convencionales. Sus figuras están geometrizadas y los colores son planos, con lo que las sensaciones de sensualidad y movimiento resultan un ejercicio prodigioso. De esta manera, a partir de una apariencia muy simplificada, sus cuadros contienen un caudal maravilloso de ideas plásticas, las cuales, vistas desde la perspectiva actual, demuestran haber sido muy utilizadas y aún seguir siéndolo por parte de las nuevas generaciones artísticas. La evolución de Léger se percibe, por otra parte, como una búsqueda constante, pero no encerrada en sí misma, a pesar de su muy característico estilo, sino en diálogo renovado con las inquietudes de su época, en sus diversos momentos sucesivos. Una parte particularmente memorable de la exposición es la que se refiere a los dibujos, donde se aprecia el talento y la seguridad del pintor, sin duda uno de los más extraordinarios de la primera mitad del siglo XX.

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