Un grave melodrama
La heredera es una obra de teatro directa y dura, que escribió un matrimonio americano -los Goetz: su hija estaba ayer en el teatro- sobre una novela famosa de Henry James ( Washington Square); salió después en cine, con una famosa película que llenó los cines en el mundo: hasta en España.Puede ahora la traducción de la obra teatral llenar el Teatro Maravillas: el melodrama alcanza grandes momentos, en una compañía donde los veteranos y firmes actores que son Carmen de la Maza y Víctor Valverde encuadran a la joven Sandra Toral, que aparece a veces iluminada por su personaje: tím...
La heredera es una obra de teatro directa y dura, que escribió un matrimonio americano -los Goetz: su hija estaba ayer en el teatro- sobre una novela famosa de Henry James ( Washington Square); salió después en cine, con una famosa película que llenó los cines en el mundo: hasta en España.Puede ahora la traducción de la obra teatral llenar el Teatro Maravillas: el melodrama alcanza grandes momentos, en una compañía donde los veteranos y firmes actores que son Carmen de la Maza y Víctor Valverde encuadran a la joven Sandra Toral, que aparece a veces iluminada por su personaje: tímida y acobardada al principio -aplastada por un padre severo que la odia porque la madre murió en el parto: es un drama de la cepa psicológica-, transfigurada por el amor por un truhán que la llena de ternura y viveza, convertida finalmente en hielo y venganza cuando descubre la impostura del pretendiente y elige, para el resto de su vida, la soledad.
La heredera
De Ruth y Augustus Goetz, sobre la novela Washington Square, de Heriry James. Intérpretes: Esperanza Felipe, Víctor Valverde, Carmen de la Maza, Sandra Toral, Lola Cordón, Silvia Ramírez, Pablo Calvo, Andoni Ferreño, Mara Goyanes. Escenografía de Feliz Murcia y Rafael Palmero. Vestuario: Javier Artiñano. Dirección: Gerardo Malla. Teatro Maravillas.
La obra alcanza sus mejores momentos a partir de ese final y en las escenas donde ella interviene, sobre todo con Carmen de la Maza.
Gerardo Malla las ha dirigido con viveza y sequedad, sin más concesiones a las escenas secundarias que las merarnente necesarias para la comprensión del texto, y ha logrado un par de horas intensas, que le serán seguramente recompensadas por la ternura con que la verán, sobre todo, las damas de las tardes.El barómetro del estreno, a pesar de la falsificación, correspondiente, del público benéfico y compadrón, pudo indicar una seguridad en el éxito.