EL RETO DE MAASTRICHT

La crisis franco-alemana acecha a la cumbre europea

Los 15 jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea (UE) empiezan a llegar esta noche a Amsterdam para celebrar una de sus más difíciles cumbres. El objetivo principal, culminar la reforma del Tratado de Maastricht, está en vilo por la crisis del eje franco-alemán. La negativa de Bonn a la propuesta francesa de crear un Gobierno económico que coordine las políticas económias orientándose a la creación de empleo, pone el encuentro al rojo vivo. Los líderes serán recibidos, entre grandes medidas de seguridad, por varias manifestaciones.

"La mayor parte" de la cumbre, que empieza ofic...

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Los 15 jefes de Estado o de Gobierno de la Unión Europea (UE) empiezan a llegar esta noche a Amsterdam para celebrar una de sus más difíciles cumbres. El objetivo principal, culminar la reforma del Tratado de Maastricht, está en vilo por la crisis del eje franco-alemán. La negativa de Bonn a la propuesta francesa de crear un Gobierno económico que coordine las políticas económias orientándose a la creación de empleo, pone el encuentro al rojo vivo. Los líderes serán recibidos, entre grandes medidas de seguridad, por varias manifestaciones.

"La mayor parte" de la cumbre, que empieza oficialmente mañana, se dedicará a la reforma del Tratado, ha indicado el primer ministro anfitrión, el holandés Wim Kok, porque hay que "responder a las preocupaciones de nuestros ciudadanos".Pero en la carta dirigida a sus colegas ya advierte que trufará esas discusiones con las del Ecofin. Éste pretenderá buscar un consenso sobre los añadidos franceses al Pacto de Estabilidad del euro sobre mayor coordinación de políticas económicas -Gobierno económico europeo- y fomento del empleo.

Anoche, tras una reunión con el presidente Chirac, el primer ministro francés, LioneI Jospin, dijo no sentirse "pesimista" sobre la posibilidad de un acuerdo en Amsterdam. Franciano llega aislada a la reunión. El ministro belga de Hacienda, Philippe Maystadt, recordó que ya en Maastricht el acuerdo versó sobre la unión monetaria y también sobre "la coordinación de otros aspectos de políticas económicas".

Entre las palabras educadas y de buenos propósitos de ayer, destacaron las del ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel: "Francia y Alemania estirarán del mismo lado de la cuerda", declaró al periódico Welt am Sontag. Precisamente lo que todos dudan tras la cumbre de Poitiers del pasado viernes. Las fisuras del eje franco-alemán, motor básico de la construcción europea, se muestran ante esta cumbre más abiertas e inquietantes que nunca.

Los líderes llegan a una Amsterdam preñada de medidas de seguridad. Y es que dos días antes de que comience la cumbre oficial, se ha dado el pistoletazo de salida de todo tipo de cumbres, reuniones y actividades alternativas. Ayer se manifestaron por las calles de la ciudad más de 20.000 personas provenientes de toda Europa contra el desempleo, la pobreza y la exclusión social. La gran protesta culminó con incidentes protagonizados por alborotadores.

La manifestación retrasó su salida para esperar a los más de 2.000 italianos que reivindicaban la gratuidad del transporte público y lograron viajar desde Italia sin pagar una sola lira. El resto de los representantes de cerca de una veintena de países desfilaron por las calles con una presencia mayoritaria de los países del sur de Europa. Los sindicatos y grupos alternativos griegos fletaron tres aviones, llegaron más de 2.000 franceses, unos 5.000 italianos, un millar de británicos, más de cuatro autocares de Berlín y 500 españoles en autobuses, trenes o coches.

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