Daniel Weil:" Internet representa la decadencia y opulencia del fin de siglo"

El diseñador argentino inaugura la Primavera del Diseño

Cuando a principios de los años ochenta Daniel Weil (Buenos Aires, 1953) diseñó su famosa Radio Bag, cuyos componentes electrónicos venían empaquetados en una bolsa de plástico transparente, rompió con el tabú de la caja negra que esconde los mecanismos electrónicos que hacen que funcionen estos aparatos. Esta necesidad de transparencia y de subversión ha sido una de las constantes del trabajo de este diseñador nacionalizado británico que ayer pronunció en Barcelona la conferencia inaugural de la IV Primavera del Diseño, manifestación bienal que engloba un centenar de actividades relacionada...

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Cuando a principios de los años ochenta Daniel Weil (Buenos Aires, 1953) diseñó su famosa Radio Bag, cuyos componentes electrónicos venían empaquetados en una bolsa de plástico transparente, rompió con el tabú de la caja negra que esconde los mecanismos electrónicos que hacen que funcionen estos aparatos. Esta necesidad de transparencia y de subversión ha sido una de las constantes del trabajo de este diseñador nacionalizado británico que ayer pronunció en Barcelona la conferencia inaugural de la IV Primavera del Diseño, manifestación bienal que engloba un centenar de actividades relacionadas con esta disciplina. Para Weil, "Internet es como el barroco, representa la decadencia y la opulencia de este fin de siglo".

Daniel Weil reconoce que el ejercicio de simplificación y reinterpretación que realizó con la radio no puede hacerse todavía con la informática. "La transformación del objeto ordenador es lo más complejo porque no se trata de un producto, sino de un contexto que aún no se ha explotado en todas sus posibilidades", afirma. "La informática está controlada por un mundo acultural y adolescente. De hecho, la mayoría de los usuarios son gente muy joven. Tengo la esperanza de que cuando se hagan un poco mayores el mundo de los ordenadores cambiará y dejará de buscar interficies banales". De momento, afirma, sigue la vieja obsesión de intentar imponerse a la máquina, de controlarla, algo que él considera inútil e innecesario. "Creo que hay grandes oportunidades para las nuevas tecnologías, pero no a través del vertiginoso cambio efímero del software, que es lo único que le interesa al mercado, o del mito que ahora nos venden de Internet o el correo electrónico". De momento, añade, "se puede diseñar comercialmente un ordenador si te limitas a colocarlo en una caja, pero aún no puede hacerse un diseño cultural porque antes tiene que asentarse la cuestión de cuáles serán realmente sus funciones en el futuro".Weil, que desde 1992 trabaja en Pentagram, uno de los estudios de diseño más prestigiosos del mundo, con el que ha realizado trabajos para Lego, Walt Disney, Mont Blanc, Swatch y el grupo musical Pet Shop Boys, comenzó produciendo sus propios objetos y realizando propuestas que estaban más cercanas al arte que al diseño industrial del momento. "Lo más importante para mi formación fue la lectura del estudio de Octavio Paz Marcel Duchamp o el castillo de la pureza (1968), que significó un antes y un después de mi manera de entender el arte", afirma Weil. "Antes, en cierta manera, entendía el arte como algo estético y artesanal. Paz me dio a entender que el irte tenía mucha más profundidad de lo que yo pensaba, que no es sólo un cuadro o un objeto, sino que es todo el proceso a través del que se crea. Marcel Duchamp es fundamental en esta idea porque en él todo es idea, y después es un camino que desemboca en Pollock. Por eso me interesan también el cubismo y el surrealismo, porque son movimientos basados en el tiempo. Todo ello tiene influencia en la experiencia del diseño. De hecho, no comenzamos ningún proyecto que no esté ligado a experiencias anteriores y por eso digo que si no tenemos raíces nuestra actividad se queda en nada. Creo que uno está en una constante búsqueda y reelaboración de su actividad como diseñador".

Este puente entre arte y diseño, la reivindicación del contenido y la cultura como elementos fundamentales del diseño y una llamada a reducir la aceleración de la producción, lo que él denomina demora y que alude a una vuelta a los objetos perdurables e inteligentes, son algunos de los ejes de su discurso. "El diseñador tiene que empezar a creer en su experiencia personal como fuente de creación porque la única manera en que cada uno puede tomar sus propias decisiones es a partir de su contexto, su intelecto y su conciencia".

Pluralidad

Ferviente defensor de la pluralidad, Weil asegura que sus. propuestas "no se desentienden de las intenciones sociales del diseño". "Las apoyo y me interesan, pero creo que una parte de las corrientes clásicas del diseño utilitarista desembocaron en una visión dictatorial de lo que tenía que ser el diseño que en algunos casos tenía un carácter puramente comercial. El diseño involucra a mucha gente con intereses muy diversos y no hay una sola manera de pensarlo o aplicarlo. Pienso que la diversidad es fundamental, pero no quiero disminuir o reducir los méritos de otras maneras de pensar".

"De la cabeza a los pies"

Daniel Weil, que ofreció su conferencia en el recargado Salón Dorado de la Llotja de Barcelona, tituló su conferencia De la radio a los zapatos o, explicó, De a cabeza a los pies. Los asistentes disponían de dos fotocopias en color en las que se reproducían 24 de sus trabajos que abarcaban más de 15 años de actividad y Weil los iba comentando lentamente, casi siempre intercalando breves frases sobre su concepto de diseño. Encabezaba la lista la ya mencionada Radio Bag y la acababa una caja para zapatos de goma encargada por y una empresa italiana que Weil resolvió diseñan una objeto cuya forma recordaba los envses de leche y que es totalmente plegable. De la experimentación total al pragmatismo puro. Weil asegura que, pese los cambios de escala en sutrabajo, mantiene el mismo espíritu. "El diseño es una constante, una acumulación, y las ideas acaban siempre por reencontrarse".

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