Cartas al director

Intransigencias

Hace poco más de cien años, en plena vorágine colonialista de las potencias occidentales, Estados Unidos no quiso quedarse atrás y deseó también su imperio. Puso entonces sus ojos en la rebelde Cuba, hastiada de un Gobierno lejano e ineficaz. Y España, por no perderla, en un arrebato de locoPasa a la página siguiente

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romanticismo desesperado, se lanzó a una guerra desde el principio perdida contra quien, a falta de la reválida de la Primera Guerra Mundial, ya se perfilaba como la nueva potencia global. Las consecuencias aún perduran.
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Hace poco más de cien años, en plena vorágine colonialista de las potencias occidentales, Estados Unidos no quiso quedarse atrás y deseó también su imperio. Puso entonces sus ojos en la rebelde Cuba, hastiada de un Gobierno lejano e ineficaz. Y España, por no perderla, en un arrebato de locoPasa a la página siguiente

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romanticismo desesperado, se lanzó a una guerra desde el principio perdida contra quien, a falta de la reválida de la Primera Guerra Mundial, ya se perfilaba como la nueva potencia global. Las consecuencias aún perduran.

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Casi cien años después, el nuevo Gobierno de España se ha convertido ante sus socios europeos en el primer paladín de un Estados Unidos enfrentado con la Cuba que todos llevamos en el corazón. El bloqueo económico dura ya lo suficiente como para demostrar su completa ineficacia política; incluso ha reforzado el régimen de Castro. ¿No aprendimos nada del aislamiento a España de hace 50 años? ¿Se levantó el pueblo contra el Gobierno? ¿Propició el régimen cambios profundos para evitar el sufrimiento de sus gobernados? No dejemos que todo un pueblo sea abandonado a la intransigencia de las dos partes. Ahorremos al menos el sufrimiento de la nuestra.-

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