Tribuna:

Una coherente contradicción

Hay mucha gente que no acaba de entender por qué los profesionales de la industria cinematográfica española que se agrupan en la Academia del Cine emplean unos criterios para decidir cuáles son las más interesantes o mejores películas que cada año aspirar a ganar un goya y otros criterios, no siempre coincidentes con los anteriores, para, seleccionar qué película debe representar al cine español en la lucha por conseguir el oscar que la Academia de Hollywood concede cada año a una película de habla no inglesa.Sin embargo, este doble criterio es razonable. Para elegir los...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Hay mucha gente que no acaba de entender por qué los profesionales de la industria cinematográfica española que se agrupan en la Academia del Cine emplean unos criterios para decidir cuáles son las más interesantes o mejores películas que cada año aspirar a ganar un goya y otros criterios, no siempre coincidentes con los anteriores, para, seleccionar qué película debe representar al cine español en la lucha por conseguir el oscar que la Academia de Hollywood concede cada año a una película de habla no inglesa.Sin embargo, este doble criterio es razonable. Para elegir los goya los académicos emplean criterios de convicción y (por desgracia inevitables en una decisión de tipo gremial), también de conveniencia o intereses propios. Pero en la elección del filme que ha de representamos en la pelea de Hollywood a estos dos criterios se añade un tercero aglutinador del voto: el posibilismo, la intuición de que la película que hay que enviar allí debe tener ante todo posibilidades de triunfar allí. Por eso, la selección del filme para el oscar no quiere decir que el elegido sea el preferido por los académicos, sino algo distinto: que es el que, a su juicio, más se aproxima al patrón de premiable según los gustos de los académicos cafifornianos, que con frecuencia nada tienen que ver con los de los europeos.

Más información

La elección de Bwana para representar nos en abril en Los Angeles puede no coincidir, sin que por ello se abra una contradicción, con la decisión de la futura mejor pe lícula española -en febrero. La elección del filme de Imanol Uribe expresa sin incoherencia que una mayoría de nuestros académicos la consideran adecuada para ser bien valorada por. los académicos de Hollywood. Parece_ (según sondeos de tertulia, pues el voto es secreto) que entró en liza contra otras dos conocidas películas. Probablemente todas son defendibles para lo que ahora se pide de ellas: ganar en Hollywood. La primera por su transparencia, su sencillez (que no simplicidad), su claridad de exposición y, sobre todo, la argucia que Uribe lleva a cabo para resolver en forma de. drama lo que inicia en clave de comedia es algo que les gusta mucho a los profesionales de la Academia que en poca cantidad y generalmente personas mayores participan en las votaciones a la mejor película en habla no inglesa. ¿Acierto o metedura de pata? Difícil, por no decir imposible, saberlo de antemano. El oscar a la mejor película de habla no inglesa es a veces justo, pero otras se convierte en un coladero de politiqueos, de modo que si se repasan las películas que lo han ganado no es dificil. encontrar entre ellas engendros, me diocridades que desplazan a obras de gran calado, incluso magistrales. La respuesta de los académicos españoles es razonable y puede dar en el clavo, pues Bwana es un trabajo de. gran profesional y esto se ve con agrado en Hollywood. Pero entre el dicho y el hecho hay otras 40 o 50 películas de otros tantos países de todo el mundo que aspiran junto a Bwana a ser una de las cinco seleccionadas. Y esto es lo realmente difícil

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En