Crítica:TEATRO 'MANES'

Una cierta decadencia

No agrada decir que La Fura, tan admirada y tan perfecta, tan inventiva como fue, parece haber entrado en decadencia. Ya antes de este espectáculo, que parece confirmarlo. La descripción de mundos absurdos y misteriosos ha ido quedando en un sadomasoquismo que se va limitando entre los intérpretes y no pasa al público; actores de una generación más joven que la de los fundadores e inventores, pero no por eso menos perfectos en su preparación física. Sobre el público cae, sobre todo, el mazazo del decibelio, quizá algún chapuzón, o algunas gotas sueltas de las espurriadas por los acróbatas: uno...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

No agrada decir que La Fura, tan admirada y tan perfecta, tan inventiva como fue, parece haber entrado en decadencia. Ya antes de este espectáculo, que parece confirmarlo. La descripción de mundos absurdos y misteriosos ha ido quedando en un sadomasoquismo que se va limitando entre los intérpretes y no pasa al público; actores de una generación más joven que la de los fundadores e inventores, pero no por eso menos perfectos en su preparación física. Sobre el público cae, sobre todo, el mazazo del decibelio, quizá algún chapuzón, o algunas gotas sueltas de las espurriadas por los acróbatas: unos contra otros. El valor que se le dio en otros tiempos al asco ya no está: y el sentido de participación del público que corría para no ser aplastado, o machacado por bombonas de butano, ha desaparecido. Las carreras son, al principio, para poder ver lo que sucede al nivel del suelo: sólo unos cuantos lo consiguen. Luego, estos estupendos atletas se izarán por unos postes y se gana algo de la visión.También el resultado es de un entusiasmo menor. Hubo hasta alguna protesta. Un señor airado, que se quejaba de que aquello estuviera protegido: no tuvo seguidores, y más bien provocó aplausos para la compañía. Pero ¿dónde está el entusiasmo de antaño?

Manes

La Fura dels Baus, Wael Vives y Nico Nubiola. Música: Big Toxic. Escenografía: N. Nubiola. Iluminación: P. Tantiñá, P. Pablo Hervás y Ziggy Durand. Vestuario: Mercé Crespo y Tete Company. Intérpretes: Younes Bachir, Lafritz, Joana Barcia, Milena Biancospino, Agatha Cornez, Carles Figols, Juan Márquez, Pepa Sabaté y Vanessa Dinger. Dirección: Pere Tantiñá. Dirección de actores: Wael Vives. Cuartel de Daoiz y Velarde. Festival de Otoño. 16 de octubre.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En