Una luna de Júpiter, próximo objetivo científico en la busca de vida extraterrestre

El satélite 'Europa' está rodeado de agua y tiene mejores condiciones que Marte

Ahora que la búsqueda de vida extraterrestre se está animando, impulsada por la publicación la semana pasada de indicios tentadores, si bien ambiguos, de que Marte haya albergado microbios primitivos, los científicos exigen una exploración minuciosa no sólo del planeta rojo, sino de una luna de Júpiter, Europa, que ven como posible hogar de vida alienígena. El denominador común de ambos mundos es el agua, un requisito, previo para la vida, al menos en esta parte del universo. En Europa, el agua alcanza una profundidad de hasta 90 kilómetros en algunos lugares.

Hoy en día, Marte es mayor...

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Ahora que la búsqueda de vida extraterrestre se está animando, impulsada por la publicación la semana pasada de indicios tentadores, si bien ambiguos, de que Marte haya albergado microbios primitivos, los científicos exigen una exploración minuciosa no sólo del planeta rojo, sino de una luna de Júpiter, Europa, que ven como posible hogar de vida alienígena. El denominador común de ambos mundos es el agua, un requisito, previo para la vida, al menos en esta parte del universo. En Europa, el agua alcanza una profundidad de hasta 90 kilómetros en algunos lugares.

Hoy en día, Marte es mayormente un desierto rojo salpicado de piedras y rnuchas indicaciones de que el agua fluyó por su superficie hace miles de millones de años esculpiendo a su paso profundos canales y alimentando vastos lagos. Marte no ofrece señales claras de que el agua fluya actualmente por su superficie; sus helados casquetes polares están compuestos principalmente de dióxido de carbono. Pero Europa, una luna de Júpiter está completamente rodeada de agua, bien helada o líquida, que se cree alcanza una profundidad de hasta 90 kilómetros en algunos lugares. En comparación, los mares de laTierra apenas llegan a los 11 kilómetros.La pega principal para la posible vida extraterrestre en Europa es que la superficie de la luna es un páramo helado. Pero cada vez más científicos sospechan que el satélite Joviano tiene un núcleo caliente y que la parte interior de sus aguas forma un gigantesco mar oscuro que podría bullir con formas de vida alienígena que han ido evolucionando discretamente a lo largo de millones de años. Tan grande es la fascinación biológica que Europa ejerce que incluso antes del anuncio sobre Marte de la semana pasada, los científicos tenían planeado celebrar una reunión para discutir las posibilidades de que existiera vida allí y presionaban para que se llevaran a cabo nuevas misiones de exploración en la luna de Júpiter.

Su excitación se ha redoblado con la noticia de que un meteorito marciano que cayó sobre la Tierra contiene indicios de antigua vida extraterrestre en sus cavidades. "Es fantástico", decía acerca del descubrimiento John R. Delaney, un oceanógrafo de la Universidad de Washington que participa en los planes para la Conferencia Europa. "Con Marte, hablamos de evidencia fósil. Pero donde hay una fuente de calor viva y una masa líquida, hay potencial para la existencia de organismos vivos hoy en día".

Joseph A. Burns, un científico planetario de Comell University que ha presidido grupos encargados de establecer metas para la exploración espacial, dijo que la mayoría de los expertos coinciden en que, después de Marte, Europa era el candidato del sistema solar con más probabilidades de alimentar vida extraterrestre de albergar sus restos fosilizados."No hay que olvidar que Europa no es tan pequeña", dijo Burns en una entrevista al señalar que su radio es aproximadamente la mitad que el de Marte. Eso quiere decir que es más o menos del mismo tamaño que la luna de la Tierra.

Durante siglos, la especulación sobre la existencia de vida extraterrestre en el sistema solar estuvo centrada en las superficies planetarias y en la idea de que las condiciones previas para la existencia de organismos vivos no se limitan al agua, sino que incluyen también una atmósfera y luz solar, que se creía aportaban energía vital y un refugio frente al helado frío del espacio. Pero uno de los descubrimientos principales de finales del siglo XX es que en la Tierra han florecido en la más completa oscuridad y durante miles de millones de años ricos ecosistemas que extraen energía del calor planetario y no de la luz solar.

En la Tierra, los ecosistemas que existen sin luz solar se hallan en la oscuridad de las profundidades marinas. Fueron descubiertos en 1977 en las Islas Galápagos, a lo largo de una grieta volcánica que serpentea a través de las profundidades del mar global como las costuras de una pelota de béisbol. La fauna del otro mundo incluye almejas gigantes y un gran número de gusanos.

Resulta que estos oscuros ecosistemas están impulsados por microbios minúsculos que se desarrollan gracias a las sustancias químicas liberadas en la grieta volcánica por el calor interior de la Tierra. Los microbios desempeñan un papel análogo al de las plantas en los dominios de la luz solar.

Algunos hallazgos genéticos indican que estos microbios son los antepasados de formas más tempranas de vida sobre la Tierra.

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