Bruselas propone prohibir el consumo animal y humano de vísceras de corderos y cabras

La médula espinal, cerebro, ojos y bazo podrían contagiar el mal de las 'vacas locas'

La crisis de las vacas locas ha dado un paso más hacia el caos alimentario. La Comisión Europea propuso ayer retirar de la cadena alimentaria -tanto humana como animal- el consumo de ciertas vísceras. La decisión sigue las recomendaciones emitidas por los científicos comunitarios y es consecuencia del hallazgo de que las vísceras de los bovinos, las ovejas, y las cabras podrían transmitir la encefalopatía espongiforme bovina (ESB) por vía oral. La médula espinal, el cerebro, los globos oculares y el bazo parecen ser los despojos más peligrosos.

El comisario de Agricultura, Franz Fischle...

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La crisis de las vacas locas ha dado un paso más hacia el caos alimentario. La Comisión Europea propuso ayer retirar de la cadena alimentaria -tanto humana como animal- el consumo de ciertas vísceras. La decisión sigue las recomendaciones emitidas por los científicos comunitarios y es consecuencia del hallazgo de que las vísceras de los bovinos, las ovejas, y las cabras podrían transmitir la encefalopatía espongiforme bovina (ESB) por vía oral. La médula espinal, el cerebro, los globos oculares y el bazo parecen ser los despojos más peligrosos.

El comisario de Agricultura, Franz Fischler, anunció ayer, en el consejo de ministros europeos del ramo, su intención de proponer al Comité Veterinario Permanente (CVP) "que ciertos tejidos de todos los rumiantes sean eliminados de la cadena alimentaría animal y humana". El comisario no da una lista de los tejidos a prohibir y se refiere a "aquellos que tienen más posibilidades de transportar la infección a los animales que han sido infectados clínicamente", en alusión a las medidas adoptadas en Francia como resultado de las recomendaciones elevadas en ese país por el llamado Comité Dormont.Los científicos franceses, tras constatar el riesgo de que la ESB puede ser transmitida por vía oral, propusieron prohibir el consumo de cerebro, globos oculares y médula espinal procedentes de bovinos, ovejas y cabras, de más de un año, así como el bazo de las ovejas y cabras de más de seis meses. En su comunicación al consejo, el comisario sí cita explícitamente el bazo como una de las vísceras a prohibir como alimento.

Recomendación unánime

La propuesta de Franz Fischler es consecuencia del dictamen elevado el pasado 17 de julio por el subgrupo ESB al Comité Científico Veterinario (CCV), adelantada ayer por el diario francés Le Monde. Según el rotativo parisino, los científicos acordaron por unanimidad recomendar que se prohíba el consumo de vísceras de pequeños rumiantes (ovinos y caprinos). El dictamen se apoya en el hallazgo de que la administración oral de medio gramo de cerebro de bovino infectado es suficiente para contaminar a una oveja, según adelantó también Le Monde el pasado 5 de junio.

La prohibición del consumo de estas vísceras puede provocar un grave transtorno en los actuales sistemas de sacrificio de animales utilizados en Europa, según reconoce el comisario de Agricultura, que señaló a los ministros la necesidad de implantar controles sistemáticos en todos los estadios de la cadena productiva.

La ministra española de Agricultura, Loyola de Palacio, quiso quitar importancia a la propuesta de prohibición presentada por el comisario austríaco. "No tiene demasiado sentido que se hagan generalizaciones. En España no hemos tenido ni un sólo caso de ESB. Las vacas locas están en Gran Bretaña y en los países que han comprado toneladas y toneladas de piensos en Gran Bretaña", dijo en una rueda de prensa. "En España se hará todo lo que sea vigilancia y control, pero hay que actuar con enorme prudencia", añadió la ministra.

Las cifras de la Comisión Europea señalan que a final de año el mercado del vacuno habrá caído en el conjunto de la Unión un 11%, aunque la retracción de los consumidores alcanza el 40% en algunos países. El comisario aseguró que la medida propuesta tiene como principal objetivo recuperar la confianza del consumidor en los productos cárnicos que se ponen a su disposición. Sin embargo, la fuerte sospecha de que la ESB puede ser transmitida con gran facilidad por vía alimentaría de una especie a otra, no hace sino reforzar la posibilidad de que exista un vínculo entre el consumo de carne infectada de encefalopatía espongiforme bovina y el incremento de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob en el hombre.

Y todo ello pone en tela de juicio, tanto las prisas que se ha dado la Comisión Europea a la hora de suavizar el embargo en tres productos (gelatinas, sebos y esperma) que pesa sobre el vacuno británico y sus derivados, como el apoyo que España acabó dando a esta decisión.

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