Editorial:

Último favor a Colombia

EN WASHINGTON se vuelve a cotizar muy poco últimamente el respeto a las soberanías ajenas. Y proliferan de nuevo los intentos de intimidación contra otros países. La ley Helms-Burton es un ejemplo. Otro es la continua intromisión en la crisis institucional abierta en Colombia por el presunto apoyo financiero del narcotráfico a la campaña electoral del presidente Ernesto Samper. La decisión de las autoridades de Estados Unidos de cancelar el visado norteamericano del aún presidente de Colombia y la amenaza nada velada de acusarle ante un tribunal estadounidense constituven una usurpación...

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EN WASHINGTON se vuelve a cotizar muy poco últimamente el respeto a las soberanías ajenas. Y proliferan de nuevo los intentos de intimidación contra otros países. La ley Helms-Burton es un ejemplo. Otro es la continua intromisión en la crisis institucional abierta en Colombia por el presunto apoyo financiero del narcotráfico a la campaña electoral del presidente Ernesto Samper. La decisión de las autoridades de Estados Unidos de cancelar el visado norteamericano del aún presidente de Colombia y la amenaza nada velada de acusarle ante un tribunal estadounidense constituven una usurpación al Parlamento a los tribunales y, en última instancia, a los electores colombianos.Como tal intromisión deben ser rechazadas estas actuaciones, igual. que la obstinación norteamericana en considerar el narcotráfico corno un problema cuyos responsables únicos están en los países productores. Sin el ingente mercado de Estados Unidos, que sus autoridades son incapaces de frenar, el narcotráfico no podría haberse erigido en la amenaza que ya es para algunas democracias latinoamericanas.

Dicho esto, hace ya meses que Emesto Samper se ha convertido en un lastre para Colombia. Y hace mucho que debería haber tomado la decisión que le piden muchos de sus compatriotas: presentar la dimisión. Y no por las presiones norteamericanas, sino por evitar a los colombianos esta situación de división política y parálisis de la presidencia. Los problemas que aquejan a Colombia son muchos y gravísimos. Lo atestiguan decenas de miles de muertos en los últimos años. Es hora de que Samper facilite al Congreso una salida política. Sea el vicepresidente Humberto de la Calle -actual embajador en España- u otro, resulta evidente que el país necesita a alguien que pueda ejercer una presidencia que no esté bajo permanente sospecha.

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