Deficiencias de la cooperación española impiden que las empresas la aprovechen

La Fundación de Cooperación para el Desarrollo presentó una recopilación de las carencias de la ayuda al Tercer Mundo

La descordinación institucional de la cooperación de España con el Tercer Mundo dificulta la mayor presencia de las empresas españolas en el extranjero y reduce los retornos que obtienen. Ésta es una de las numerosas críticas que hace la Fundación de Cooperación para el Desarrollo en su primer informe anual, que presentó ayer su presidente, el ex ministro socialista de Obras Públicas Julián Campo.

A lo largo de sus 367 páginas el informe, elaborado por Raúl Gallardo, Gloria Angulo y Francesca Pasetti, recopila, las deficiencias de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) de España a las...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La descordinación institucional de la cooperación de España con el Tercer Mundo dificulta la mayor presencia de las empresas españolas en el extranjero y reduce los retornos que obtienen. Ésta es una de las numerosas críticas que hace la Fundación de Cooperación para el Desarrollo en su primer informe anual, que presentó ayer su presidente, el ex ministro socialista de Obras Públicas Julián Campo.

A lo largo de sus 367 páginas el informe, elaborado por Raúl Gallardo, Gloria Angulo y Francesca Pasetti, recopila, las deficiencias de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) de España a las que encuentra, sin embargo, una doble circunstancia atenuante: La inexperiencia de la cooperación que empezó a principios de la década pasada y que ha alcanzado un volumen -0,25% del Producto Interior Bruto (PIB) o 177.000 millones- que se acerca a la media de los países industrializados (0,30%).Dicho esto casi todo son deficiencias. La primera es la fragmentación de la ayuda. "Las actuaciones (...) se encuentran divididas en unos 14 ministerios que, a su vez, se descomponen en unos 66 departamentos o direcciones. Esta excesiva disgregación no favorece una acción coordinada" sino más bien "solapamientos y rivalidades".

El Ministerio de Exteriores, en el que están integradas la Secretaría de Estado de Cooperación y la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), sólo controla el 16% de la ayuda mientras Comercio tiene en sus manos el 45% a través, sobre todo, de los créditos blandos del Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) que sirven para "la adquisición de bienes y servicios españoles".

El programa electoral del Partido Popular apuntaba a trasladar los FAD a Asuntos Exteriores y a crear una Secretaría de Estado conjunta de Cooperación y Comercio para mejorar la coordinación pero no lo ha llevado a la práctica.

A la descoordinación se añade la abundancia del personal, especialmente en la AECI, con relación al presupuesto que maneja y su escasa cualificación. En el gabinete técnico de la anterior presidenta de la Agencia, Ana María Ruíz Tagle, trabajaban 77 personas, según fuentes diplomáticas. Anteriormente encargados de la promoción de la cultura española sus funcionarios carecen de la formación adecuada.

La cooperación carece también de prioridades geográficas y sectoriales. Además, la ayuda financiera a través de los FAD va por un lado -sus principales beneficiarios son Argentina, China y Marruecos- mientras la cooperación técnica se orienta por otro. Hay, por otra parte, una falta de complementaridad entre la ayuda bilateral y la que se brinda a través de organismos multilaterales.

De ahí que "las empresas españolas se han beneficiado sólo de forma marginal de las oportunidades comerciales que se derivan de nuestras aportaciones a la UE, al Banco Mundial y a otros organismos", reza el informe. Un ejemplo entre otros: Del monto de los contratos de obras costeados por la UE en países mediterráneos en 1994 el volumen que recayó sobre las empresas españolas es sólo superior al de Grecia y Portugal.

Archivado En