Crítica:MÚSICA PRECENTENARIO DE BRAHMS

Bodas de oro de Achúcarro

El próximo año se conmemora el centenario de la muerte de Johannes Brahms y la Sinfónica de RTVE decidió adelantarse con una serie especial de programas monográficos, el último de los cuales se celebró el viernes bajo la dirección de Raymond Leppard.'Protagonizó el Concierto en si bemol el pianista Joaquín Achúcarro y su actuación fue el punto culminante de la tarde.Hace medio siglo, el 20 de mayo de 1946, Achúcarro daba su primer concierto público en la Filarmónica de Bilbao con ocasión de las bodas de oro de la sociedad que ahora alcanza su siglo de edad y se conserva viva y rozagante...

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El próximo año se conmemora el centenario de la muerte de Johannes Brahms y la Sinfónica de RTVE decidió adelantarse con una serie especial de programas monográficos, el último de los cuales se celebró el viernes bajo la dirección de Raymond Leppard.'Protagonizó el Concierto en si bemol el pianista Joaquín Achúcarro y su actuación fue el punto culminante de la tarde.Hace medio siglo, el 20 de mayo de 1946, Achúcarro daba su primer concierto público en la Filarmónica de Bilbao con ocasión de las bodas de oro de la sociedad que ahora alcanza su siglo de edad y se conserva viva y rozagante. No lo está menos, en sus bodas de oro profesionales, el gran Achúcarro. Tiene 63 años y se encuentra en la plenitud magistral de una carrera decidida por algunos factores básicos: la voluntad, el rigor, el entusiasmo, un cierto toque sentimental y otro irónico que Achúcarro controla con la misma fuerza que la técnica, la pulsación, el fraseo y la creación de un sonido cálido, comunicativo.

Orquesta Sinfónica de RTVE

Director: Raymond Leppard. Solista: Joaquín Achúcarro. Teatro Monumental, Madrid, 31 de mayo

No me pareció Leppard, tan alabado por todos en otros mundos musicales, el colaborador ideal para el Concierto en si bemol, pero Achúcarro, formidablemente seguro, se empeñó en hacer música y hacerla bien y supo sobrenadar cualquier indecisión.

Pudimos gozar entonces de un Brahms bellísimo, íntimo, trascendente, construido con tanta firmeza como naturalidad, al que aportó Achúcarro, como hace siempre, no escasas connotaciones diferenciales; la fidelidad a un texto no es la simple lectura de su letra sino el arrancar a su espíritu las últimas razones de su ser. El bilbaíno es hoy un consumado maestro sin fronteras, virtuoso y profundo domeñador de una de las las más altas cimas del concierto pianístico con orquesta. El público que llenaba el Monumental le dedicó prolongadas y calurosas ovaciones.

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