Corrales y Molezún exponen en Madrid su "arquitectura heterodoxa"

El pabellón de Bruselas sigue abandonado en la Casa de Campo

Las obras y proyectos de los arquitectos Jose Antonio Corrales (Madrid, 1921) y Ramón Vázquez Molezún (La Coruña, 1922- Madrid, 1993) se exponen hasta el 14 de julio en la arquería de los Nuevos Ministerios, de Madrid. La antológica recoge el trabajo de 40 años en colaboración y el de cada uno. "No hemos sido dogmáticos de una línea; siempre heterodoxos o pragmáticos", declaró ayer Corrales, para quien la arquitectura española actúal "mantiene todavía la frescura de los elementos artesanales frente a los prefabricados".

El montaje de la exposición en la sala del Ministerio de Fomento pr...

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Las obras y proyectos de los arquitectos Jose Antonio Corrales (Madrid, 1921) y Ramón Vázquez Molezún (La Coruña, 1922- Madrid, 1993) se exponen hasta el 14 de julio en la arquería de los Nuevos Ministerios, de Madrid. La antológica recoge el trabajo de 40 años en colaboración y el de cada uno. "No hemos sido dogmáticos de una línea; siempre heterodoxos o pragmáticos", declaró ayer Corrales, para quien la arquitectura española actúal "mantiene todavía la frescura de los elementos artesanales frente a los prefabricados".

El montaje de la exposición en la sala del Ministerio de Fomento presenta en la parte inferior el material sobre 120 obras, en colaboración o en solitario, de Corrales y Molezún, junto con los detalles de 36 de ellas a través de planos, dibujos y maquetas. Entre sus obras más conocidas figuran el centro escolar de Herrera de Pisuerga (1956), la residencia de Miraflores de la Sierra (1958), el pabellón español de la Exposición Universal de Bruselas (1958) y el edificio Bankunión, de Madrid (1975). "Nuestras propuestas eran racionalistas, pero de un racionalismo adaptado al nivel económico y de vida en España, en una época de autarquía y escasez de materiales, y de un constructivismo nacional, que hemos mantenido en la práctica de la construcción", dice Corrales. "Cada obra requiere un lenguaje y criterios distintos y hemos intentado plantear cada obra como nueva. Nunca hemos ido a la moda, por eso nos tienen fichado".

Una de sus aportaciones más singulares, el pabellón español de Bruselas, se trasladó a la Casa de Campo madrileña. "Está en una situación muy penosa. Se reconstruyó muy mal y se ha usado muy mal. Al final han robado hasta los bastidores de aluminio. El nivel cultural municipal ha sido y es muy bajo".

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