Emma Cohen vuelve a la novela con 'Loca Magnolia'

"A Emma hay que leerla con todo su esnobismo proustiano y deliberado, porque lo que aclara y agranda sus antártidos ojos es la burla, la decepción, la infancia y el cansancio". El escritor Francisco Umbral no pudo ayer presentar Loca Magnolia, la última novela de Emma Cohen, a causa de la gripe, pero su mensaje fue leído por Javier de Juan, director de Espasa Calpe.La autora de Loca Magnolia definió su obra como femenina y feminista a la vez. "Es una queja contra el hombre que sólo ve a la mujer como aquella que le arregla la casa o como alguien que no es capaz de tener los mismo...

"A Emma hay que leerla con todo su esnobismo proustiano y deliberado, porque lo que aclara y agranda sus antártidos ojos es la burla, la decepción, la infancia y el cansancio". El escritor Francisco Umbral no pudo ayer presentar Loca Magnolia, la última novela de Emma Cohen, a causa de la gripe, pero su mensaje fue leído por Javier de Juan, director de Espasa Calpe.La autora de Loca Magnolia definió su obra como femenina y feminista a la vez. "Es una queja contra el hombre que sólo ve a la mujer como aquella que le arregla la casa o como alguien que no es capaz de tener los mismos sentimientos o mariposas en la cabeza que él", aseguró la escritora, quien anunció nuevas entregas con Carmela Kilkoyne, el personaje central de Loca Magnolia, cuyas aventuras se iniciaron en su anterior obra, Rojo Milady.

La trama de Loca Magnolia tiene lugar en París, Estambul, Madrid y Santiago de Compostela y se desarrolla en los años veinte, época, junto al Renacimiento, en la que le hubiera gustado vivir a la autora de la obra. "Carmela Kilkoyne se ve envuelta en un imprevisto laberinto de pérdidas y búsquedas", aclaró la escritora. "Es una mixtura de, a ratos yo, de una amiga que conozco y de una niña".

Cohen, que ha aparcado su carrera como actriz, se inició en la literatura en 1983 con Toda la casa era una ventana. Le siguieron Alba, reina de la avispas o Negras tierras negras. La decisión de dedicar sus mejores horas a la literatura y al periodismo la tomó el 23 de febrero de 1981. Ese día, mientras Tejero entraba a tiros en el Congreso, Cohen cambió la interpretación por la escritura. Y ahí sigue.