El Gobierno británico planea cambios drásticos en las prestaciones sociales

Apenas dos días después de que el ministro de Economía, Kenneth Clarke, destacara el riesgo de disturbios sociales que entrañaría un recorte no pactado en las prestaciones del Estado de bienestar, su compañero en el Gabinete británico Peter Lilley, responsable de Seguridad Social, reconoció ayer que su departamento se prepara para una drástica reducción de gastos. De aquí a 1998, el recorte presupuestario será del 25%, y ello implicará, además de una campaña de persecución radical del fraude, cambios fundamentales en el sistema de prestaciones sociales.La noticia de que el Ministerio de S...

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Apenas dos días después de que el ministro de Economía, Kenneth Clarke, destacara el riesgo de disturbios sociales que entrañaría un recorte no pactado en las prestaciones del Estado de bienestar, su compañero en el Gabinete británico Peter Lilley, responsable de Seguridad Social, reconoció ayer que su departamento se prepara para una drástica reducción de gastos. De aquí a 1998, el recorte presupuestario será del 25%, y ello implicará, además de una campaña de persecución radical del fraude, cambios fundamentales en el sistema de prestaciones sociales.La noticia de que el Ministerio de Seguridad Social se dispone a apretarse el cinturón como no lo había hecho hasta ahora desde que se creó en los años cuarenta el Estado de bienestar, fue transmitida el miércoles a los altos cargos del departamento en una carta firmada por la secretaria del mismo, Ann Bowtell. Con un presupuesto actual superior a los 3.000 millones de libras (574.000 millones de pesetas), el Ministerio de Seguridad Social es el objetivo prioritario de la Administración tory para llevar a la práctica sus planes de austeridad presupuestaria. Aun así, y previsiblemente debido a la proximidad de las elecciones generales, los recortes se harán gradualmente en el plazo de tres años, con especial intensidad en los dos últimos.

Los líderes de las principales centrales sindicales reclamaron inmediatas negociaciones con el Gobierno ante el temor a que la reducción de costes signifique miles de despidos en un ministerio con 88.000 funcionarios.

Chris Smith, portavoz de Seguridad Social del partido Laborista, se declaró "'profundamente preocupado" por las negras perspectivas presupuestarias. "Puede significar ni más ni menos que el desastre para millones de personas que dependen de los pagos de este departamento, bien porque estén cobrando subsidios, bien porque sean pensionistas", declaró. Smith recordó que el sistema de prestaciones está ya al borde del hundimiento.

Lilley intentó quitar hierro al anuncio de austeridad asegurando que los recortes en la plantilla son necesarios. "La otra alternativa es recortar directamente las prestaciones, lo que, desde luego, no queremos hacer", dijo. "No veo por qué el sector público no puede ser igual de rentable que el privado".

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