Tribuna:

El crucero

Un crucero por el Mediterráneo no tiene hoy nada de particular. No podría hacerse, con los recuerdos de ese crucero, una exposición como la que ha organizado la Residencia de Estudiantes con los diarios de viaje o las fotografias del que, en el verano de 1933, llevó a profesores y alumnos universitarios a conocer las fuentes de nuestra civilización.Entonces, hacer un crucero cultural para visitar Túnez, Egipto, Palestina, Turquía, Grecia, Italia era algo excepcional. Y no lo era sólo por único sino, sobre todo, visto desde ahora, por la significación de las personas que hicieron ese viaje en l...

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Un crucero por el Mediterráneo no tiene hoy nada de particular. No podría hacerse, con los recuerdos de ese crucero, una exposición como la que ha organizado la Residencia de Estudiantes con los diarios de viaje o las fotografias del que, en el verano de 1933, llevó a profesores y alumnos universitarios a conocer las fuentes de nuestra civilización.Entonces, hacer un crucero cultural para visitar Túnez, Egipto, Palestina, Turquía, Grecia, Italia era algo excepcional. Y no lo era sólo por único sino, sobre todo, visto desde ahora, por la significación de las personas que hicieron ese viaje en la motonave Ciudad de Cádiz. El organizador del crucero fue don Manuel García Morente, decano entonces de la Facultad de Letras de la Universidad de Madrid, y gran renovador de la vida universitaria. Durante el viaje, que duró 45 días, impartieron un verdadero curso de Humanidades profesores como Luis Pericot, Elías Tormo, González Palencia, Obermaier, Ballesteros, García Bellido, Gómez Moreno, Lafuente Ferrari y muchos otros.

En la lista de los estudiantes viajeros aparecen nombres como los de Chueca Goytia, Díez del Corral, Laura de los Ríos, Julián Marías, Isabel García Lorca, Soledad Ortega, Carlos Alonso del Real, Emilio Garrigues, Martín Almagro y otros que después han tenido gran peso en la vida cultural española.

En un artículo publicado por aquellos días del verano del 33, el doctor Marañón contaba que mientras estaba en el muelle de Barcelona despidiendo al buque expedicionario, un periodista le pidió su opinión sobre el momento político. "No he sabido qué responderle", escribe Marañón. "Mi política estaba en el Ciudad de Cádiz. Para mí, la política no es el accidente de hoy, sino la semilla de mañana".

Con esta exposición, la Residencia de Estudiantes, gran foco intelectual del Madrid de los años veinte y treinta, prosigue con su importantísima labor de poner a las generaciones de hoy en contacto con lo que fue una de las más fecundas épocas de la cultura española.

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