La crisis del 98 fue independiente del fin de siglo, según un simposio

No hubo una relación de causa-efecto entre la crisis del 98 y la superchería cronológica del fin de siglo, según expusieron ayer Juan Pablo Fusi y otros historiadores en la clausura del simposio Antes del 'desastre': orígenes y antecedentes de la crisis del 98, organizado por el departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid. La tentación de homologar aquella situación crítica del país con el inminente 98 fue disuasoriamente recordada en los debates. Según indicó Fusi, organizador del encuentro, sólo una irresponsable devoción mediática hacia las efemérid...

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No hubo una relación de causa-efecto entre la crisis del 98 y la superchería cronológica del fin de siglo, según expusieron ayer Juan Pablo Fusi y otros historiadores en la clausura del simposio Antes del 'desastre': orígenes y antecedentes de la crisis del 98, organizado por el departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid. La tentación de homologar aquella situación crítica del país con el inminente 98 fue disuasoriamente recordada en los debates. Según indicó Fusi, organizador del encuentro, sólo una irresponsable devoción mediática hacia las efemérides puede llegar a establecer semejante paralelismo. "Seguro que esta pretensión aumentará conforme nos acerquemos a la cifra redonda del centenario, pero es desorbitado equiparar las actuales invocaciones al regeneracionismo con aquella profunda crisis, que afectó a los cimientos del Estado mismos y que sólo por pura coincidencia cronológica ocurrió en un final de siglo", señaló.

Doble 'kitsch'

Recuperar hoy la noción de regeneracionismo sería caer doblemente en el kitsch, a juicio del teórico de la literatura José Carlos Mainer, quien sugirió que ya para entonces, en pleno hervidero de los así llamados regeneracionistas españoles, la etiqueta resultó polémica por impostada. "Era una voz tomada de la biología y en concreto, del optimismo organicista de la época, que muchos discutieron como peligrosa, pues las sociedades y los países no son seres vivos". Mainer criticó también el error ya de origen en la propia denominación de Generación del 98, cuyas zarrapastrosas connotaciones, como de manta zamorana, hacen un flaco favor a lo que, a su entender, constituye la "generación del modernismo".

El historiador E. Malefakis, que pronunció la conferencia de clausura, habló de la necesidad de contextualizar el 98 español como síntoma en la crisis mundial. "Una de las claves está en la propagación de los ideales individuales del darwinismo social en un mundo de sistemas políticos en declive", destacó.

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