BARCELONA

Pepín Jiménez dibuja el toreo

Hacía cinco años que Pepín Jiménez no toreaba en la Monumental barcelonesa. Ya casi nos habíamos olvidado de sus buenas maneras y su personalidad, pero su actuación de ayer dejó las cosas en su sitio: sigue siendo un buen torero, y ayer anduvo por la plaza con serenidad y torería, deleitando, además, con un toreo dibujado.Su primero, el único noble de la astifina corrida de Albaserrada, pero que llegó a la muleta con poco gas, no era fácil de templar. Jiménez lo hizo con indudable sabor y espaciosidad. Toda la faena se desarrolló en los medios y con la izquierda. Perdió el seguro trofeo po...

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Hacía cinco años que Pepín Jiménez no toreaba en la Monumental barcelonesa. Ya casi nos habíamos olvidado de sus buenas maneras y su personalidad, pero su actuación de ayer dejó las cosas en su sitio: sigue siendo un buen torero, y ayer anduvo por la plaza con serenidad y torería, deleitando, además, con un toreo dibujado.Su primero, el único noble de la astifina corrida de Albaserrada, pero que llegó a la muleta con poco gas, no era fácil de templar. Jiménez lo hizo con indudable sabor y espaciosidad. Toda la faena se desarrolló en los medios y con la izquierda. Perdió el seguro trofeo por necesitar dos pinchazos y estocada para acabar con su enemigo.

Al cuarto se le fue todo el gas en la suerte de varas y llegó al último tercio soso y corto de arrancada. A pesar de ello, Pepín Jiménez estuvo otra vez suave y templado aunque el muleteo no pudiese tener el mismo brillo que el anterior. Esta vez la estocada fue definitiva al primer intento.

AIbaserrada / Jiménez, Vázquez, Lima

Toros del Marqués de Albaserrada, bien presentados, astifinos, de poco juego.Pepín Jiménez: vuelta; ovación. Javier Vázquez: silencio; aplausos. José Carlos Lima: ovación y salida al tercio; vuelta. Plaza Monumental, 10 de septiembre. Menos de media entrada.

Javier Vázquez fue recibido, con una ovación al romperse el paseíllo en recuerdo de su anterior actuación en Barcelona, pero toda su decisión, oficio y valor se estrellaron ante dos animales imposibles. Los dos, mansurrones, violentos y con sentido, constituyeron un muro infranqueable ante el que el diestro madrileño no pudo hacer otra cosa que mostrar sus deseos de complacer. A los dos los liquidó de una estocada, la del primero refrendada con tres descabellos con el diestro solo en los medios.

José Carlos Lima fue la viva imagen del valor y las ganas. Su poco oficio no le hizo arredrarse ante las deslucidas condiciones de sus oponentes. Empezó muy bien la faena al sexto, para luego darse eso que hoy se denomina arrimón, ante un toro que medía y se quedó muy corto. Aquí anduvo algo premioso con el pincho, pero al tercero lo liquidó de una excelente estocada.

La corrida de Albaserrada fue, en general, mansurrona y dificultosa, a pesar de algunos espectaculares arreones en el tercio de varas. Se espera que este año no reciba el premio a la mejor corrida de la temporada como sucedió el año pasado. Con un regalo ya hubo bastante.

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