El pintor Francisco Arjona dialoga con una "melancolía silenciosa"

Un artista desconocido cuelga 83 obras en el Retiro de Madrid

El pintor Francisco Arjona (Torredonjimeno, Jaén, 1944) llama a su exposición El diálogo perenne, porque conversa continuamente con unos cuadros que contienen "una melancolía silenciosa muy profunda". Arjona inaugura mañana, en el Palacio de Velázquez, del Retiro madrileño, una muestra con 54 pinturas, 29 dibujos, siete cuadernos de dibujos y bocetos y dos libros de grabados, que reflejan su evolución pictórica entre 1977 y 1995. El pintor deja de ser un desconocido para el gran público.

El Centro Nacional de Exposiciones y Promoción Artística del Ministerio de Cultura ha descubiert...

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El pintor Francisco Arjona (Torredonjimeno, Jaén, 1944) llama a su exposición El diálogo perenne, porque conversa continuamente con unos cuadros que contienen "una melancolía silenciosa muy profunda". Arjona inaugura mañana, en el Palacio de Velázquez, del Retiro madrileño, una muestra con 54 pinturas, 29 dibujos, siete cuadernos de dibujos y bocetos y dos libros de grabados, que reflejan su evolución pictórica entre 1977 y 1995. El pintor deja de ser un desconocido para el gran público.

El Centro Nacional de Exposiciones y Promoción Artística del Ministerio de Cultura ha descubierto la obra de Francisco Arjona, un artista residente en Madrid, donde antes de dedicarse a la pintura se licenció en Bellas Artes y trabajó en el Instituto de Conservación y Restauración. El interés del director del centro oficial, Fernando Perera, contagió de entusiasmo al comisario de la muestra, el crítico Tomás Paredes, subdirector del periódico El Punto de las Artes, y a los expertos Tomás Llorens y Delfin Rodríguez en sus escritos del catálogo."El fenómeno Barceló, al que saco 14 años y es una gran figura del arte español de vanguardia, impidió exponer en un sitio como este del Palacio de Velázquez a los que trabajamos en silencio", declara Francisco Arjona, mientras cuelga sus grandes lienzos en las paredes blancas. Añade que la misma evolución del arte ha demostrado que "ciertos artistas" no han cuajado pése a las facilidades para exponer. "Soy un pintor que hereda del pasado la seriedad de la pintura. A pesar de que el arte todo está inventado desde Altamira, creo que tengo originalidad y un sello muy personal".

El montaje sigue un orden cronológico, desde los comienzos en el año 1977 hasta las telas más recientes. En una de las paredes se ha instalado Morel de sal y fuego (1990-1993), que está formado por 100 cuadros pequeños, y otros espacios se dedican a los dibujos. Para el comisario, Tomás Paredes, la obra de Aijona destaca "por su fuerza y mundo particular, con una técnica impactante y una línea de expresionismo netamente español".

"El tiempo me ha dado exigencia y deseos de artista" dice Arjona. En su evolución artística señala la influencia del pasado, de la literatura, sobre todo la poesía, y "la soledad del ser humano". "Ahora estoy notando que casi soy un místico contemplativo de la naturaleza". El artista cree que existen otros seres humanos "con deformaciones adaptadas al medio". En sus cuadros, con algunos títulos irónicos, figuran algunos retratos (Rilke, Alberti, Buero), pero las figuras pertenecen a esas "creaciones mentales y surrealistas".

El pintor está "en diálogo continuo con unos cuadros que tienen una tristeza parecida al conformismo". La exposición permanecerá hasta el 31 de octubre en el Palacio de Velázquez, espacio que a partir de 1996 pasará a la programación del Museo Reina Sofía.

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