Tercer paro general en Argentina contra la política liberal de Menem

Casi siempre irascible y frontal, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, era uno de los objetivos a batir durante la generalizada jornada de protesta desarrollada ayer en Argentina contra el aumento del paro y otras consecuencias negativas del liberalismo aplicado por el Gobierno de Carlos Menem. La huelga, convocada por la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), es la tercera que se lleva a cabo contra la política económica de Menem desde 1989.

Las recientes denuncias del ministro en torno a la existencia de mafias actuando sobre los poderes Ejecutivo, Legislativo y J...

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Casi siempre irascible y frontal, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, era uno de los objetivos a batir durante la generalizada jornada de protesta desarrollada ayer en Argentina contra el aumento del paro y otras consecuencias negativas del liberalismo aplicado por el Gobierno de Carlos Menem. La huelga, convocada por la peronista Confederación General del Trabajo (CGT), es la tercera que se lleva a cabo contra la política económica de Menem desde 1989.

Las recientes denuncias del ministro en torno a la existencia de mafias actuando sobre los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial desencadenaron un escándalo de considerables proporciones y le han colocado en el punto de mira de los críticos del Gabinete."Dejar a la gente sin trabajo también es ser mafioso", se le reprochaba a Menem en uno de los cartelones del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA), con su fotografía, desplegados en Buenos Aires durante el paro organizado por la oficialista y mayoritaria Confederación General del Trabajo (CGT) y apoyado, con consignas diferentes, por sindicatos y agrupaciones más radicalizados y los principales partidos de la oposición.

"Queremos un capitalismo con mayor contenido social", reclamaba Gerardo Martínez, secretario general de la peronista CGT, que promovió 12 huelgas generales durante el anterior Gobierno, presidido por la Unión Cívica Radical (UCR), de Raúl Alfonsín, y dos con el que lidera el Partido Justicialista, también peronista, desde 1989.

En esta ocasión, por primera vez durante la gestión de Menem, todos los sectores sindicales se sumaron a la protesta. Martínez negó que se trate de una movilización contra el presidente. "¿Por qué cuando uno toma una medida puede considerarse que se actúa en contra? Yo creo que ha pasado a la historia la metodología de los contras; es una convocatoria de propuestas contra la desocupación".

Entre 15 y 20 helicópteros y 15.000 policías patrullaban durante una jornada en la que se respetó el funcionamiento de los servicios fundamentales del país, y cuyo acto central consistió en una concentración de decenas de miles de personas en la plaza del Congreso de la capital. Grupos de personas fueron detenidos en varias provincias acusados de provocar disturbios, y concentraciones de huelguistas irrumpieron con bombas de pirotecnia en varios bancos para asegurar su cierre.

Privatizaciones

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El alarmante aumento del paro, que oficialmente ha trepado del 6% en 1990 al actual, e histórico, 18,6% en un país donde sólo un mínima parte de los afectados cobra el seguro de desempleo, fue la espoleta que activó la convocatoria de la CGT, cuya tradicional permisividad con las políticas del Ejecutivo era crecientemente protestada por algunos gremios de la propia central y la militancia más perjudicada por la apertura y las privatizaciones.La confederación, contrariamente a otros sindicatos con menor implantación, ha evitado criticar a Menem y no objeta el modelo liberal en vigor sino sus efectos. Martínez pretende, entre otras correcciones, "una industria nacional eficiente y competitiva" y que no se entregue al país "como a veces se está entregando". En su discurso de la plaza del Congreso y en un anuncio de media página publicado en los matutinos, "para que el país se ponga en pie, como principal lema, el sindicato razonó sus principales demandas: ampliación del seguro de desempleo, promoción de las obras públicas y comercio exterior, más inversiones para reconvertir las pauperizadas economías regionales, apoyo a las pequeñas y medianas empresas, una drástica rebaja del IVA para los alimentos, la vestimenta y los medicamentos, reestructuración del sistema financiero y marcha atrás en "medidas que descapitalizan las obras sociales sindicales y perjudican a ocho millones de trabajadores".

Por su parte, el presidente argentino descartó ayer que el paro vaya a influir sobre los aspectos fundamentales de la economía en fase recesiva. "Se trata de una medida de fuerza que no va a obtener ningún tipo de resultados en cuanto a cómo vayan a evolucionar las cosas a partir del día de mañana. Con lo que estamos haciendo, a partir de darle una mayor solidez a la economía, un mayor crecimiento a la producción, vamos a ir superando esta situación. Pero con paros no vamos a ninguna parte".

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