París exhibe la realidad y el mito de Cartago

La exposición muestra los vestigios de esta civilización y la coexistencia de culturas

Bajo el lema Carthage, l'histoire, sa trace et son écho (Cartago, la historia, su rastro y su eco) se inaugura hoy, en el Petit Palais de París, una gran exposición sobre la realidady el mito de la que fuera gran rival de la Roma de los Escipiones. Sarcófagos, joyas, estelas votivas, objetos de uso cotidiano o de contenido religioso, mosaicos y esculturas encontrados donde existiera, entre el 814 antes de Jesucristo y el 647 despues de Cristo, la ciudad de Cartago se dan la mano con telas de Simón Vouet o Turner, cuadernos de notas en los que Flaubert prepara su Salambo o con imágenes de filme...

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Bajo el lema Carthage, l'histoire, sa trace et son écho (Cartago, la historia, su rastro y su eco) se inaugura hoy, en el Petit Palais de París, una gran exposición sobre la realidady el mito de la que fuera gran rival de la Roma de los Escipiones. Sarcófagos, joyas, estelas votivas, objetos de uso cotidiano o de contenido religioso, mosaicos y esculturas encontrados donde existiera, entre el 814 antes de Jesucristo y el 647 despues de Cristo, la ciudad de Cartago se dan la mano con telas de Simón Vouet o Turner, cuadernos de notas en los que Flaubert prepara su Salambo o con imágenes de filmes.

El conjunto que ahora y hasta el 2 de julio se muestra en París tiene un gran poder de evocación y nos descubre hasta qué punto el rastro y el eco de Cartago sigue resonando en nosotros, estrella muerta o desaparecida cuyos rayos aún nos alcanzan. De pronto las raíces greco-romanas y cristianas de nuestra cultura se enriquecen al revelársenos que hace mil ochocientos años Europa estaba en África, en lo que hoy es Túnez y que allí coexistían las influencias griegas, las cretenses o las romanas con las fenicias y egipcias.La exposición se organiza a partir de una serie de temas y periodos: arranca con la fundación de la ciudad por Dido, hija del rey de Tiro, y acaba con San Agustín y la cristianización del Norte de África pasando por la Cartago púnica de Baal-Hammon y Tanit, la ciudad en la que se sacrifican niños y cuyos mercenarios acaban muriendo d6hambre en un desfiladero, tal y como Flaubert imaginó, y pasando también por la Cartago en guerra permanente contra Roma, convencidas ambas ciudades de que el mundo mediterráneo es demasiado pequeño para que puedan coexistir. La destrucción y expolio, reflejado a través de las colecciones encontradas en un barco que naufragó frente a Mahdia y que llevaba tesoros artísticos de la capital vencida hacia la vencedora que luego, con Augusto y Adriano, reencuentra parte de su esplendor y, romanizada hasta la médula, crea los mejores mosaicos pictóricos.

La exposición ha sido organizada conjuntamente por Túnez y Francia y contiene algunas piezas de gran valor, como el sarcófago de "la sacerdotisa alada" o el extraordinario baptisterio de Toulba, descubierto aún no hace dos años y que hace su "presentación en sociedad" en París, o unas hermosísimas joyas vandalas encontradas en tumbas y que pueden fecharse como muy poco anteriores al 647, año en que los árabes se apoderan de la ciudad y cortan con la tradición común de las dos riberas del Mediterráneo.

La reina errante

Entre el Renacimiento y 1912 Dido, la llamada "reina errante",. inspira ochenta obras que hablan de su soledad y su muerte; desde 19 10 el cine se interesa por Cartago y Jacet, Maggi o Pastrone recrean la ciudad para la pantalla.

Hollywood hará que Aníbal tenga el rostro de Victor Mature y Esther Williams montará un ballet acuático dirigido por George Sidney para enamorar a otro Aníbal -Howard Keel- y ganar la segunda guerra púnica. Orson Welles imagina en Citizen Kane a Dorothy Comingore convertida en la Salammbo de una ópera de Bernard Herrman.

El diseñador del montaje de la exposición es Didier Gómez. Por una vez su trabajo ayuda realmente a comprender mejor la muestra. Cada sala tiene un tratamiento específico con el que se sugiere delicadamente el clima del momento. Por ejemplo, para señalar lo que supuso la destrucción de Cartago por parte de Roma, Gómez ha escogido situar a la entrada de la sala consagrada a ese tema un gigantesco pie de mármol que pertenece a una no menos gigantesca escultura de Júpiter perdida. Los dioses romanos aplastaron pues, ostensiblemente, a Baal o a Tanit.

La exposición, que se hace en un edificio que pertenece a la alcaldía que dirige Jacques Chirac, ha servido también para provocar un pequeño escándalo político: el comisario de la misma es Fréderic Mitterrand, sobrino del presidente y socialista de toda la vida. Pues bien, ahora, quién sabe si, en agradecimiento al encargo, el "sobrinísimo", popular animador televisivo durante los 14 años de Tonton, acaba de anunciar que en las próximas elecciones presidenciales votará a Chirac.

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