La OTAN relegará a segunda línea a los buques norteamericanos

El Consejo Atlántico, formado por los embajadores permanentes ante la OTAN, se reunirá hoy en Bruselas para analizar las consecuencias de la decisión unilateral de Estados Unidos de dejar de controlar el embargo de armas al Gobierno de Sarajevo. Previamente, el asunto será examinado por el Comité Militar, que ya el sábado, en una primera evaluación, consideró mínimas las consecuencias prácticas de la decisión.Una flota formada por 18 buques de la OTAN y la Unión Europea Occidental (UEO) participa en la misión Sharp Guard, de vigilancia en el Adriático del embargo de armas a las p...

El Consejo Atlántico, formado por los embajadores permanentes ante la OTAN, se reunirá hoy en Bruselas para analizar las consecuencias de la decisión unilateral de Estados Unidos de dejar de controlar el embargo de armas al Gobierno de Sarajevo. Previamente, el asunto será examinado por el Comité Militar, que ya el sábado, en una primera evaluación, consideró mínimas las consecuencias prácticas de la decisión.Una flota formada por 18 buques de la OTAN y la Unión Europea Occidental (UEO) participa en la misión Sharp Guard, de vigilancia en el Adriático del embargo de armas a las partes contendientes. Estados Unidos aporta dos o tres buques, lo mismo que España, que colabora actualmente con las fragatas Victoria y Baleares.

Los buques estadounidenses no serán sustituidos y seguirán participando en la misión, pero, a diferencia de los demás, omitirán informar al mando de la OTAN cuando detecten un cargamento de armas con destino al Gobierno bosnio. Ello obligará, según fuentes aliadas, a atribuirles "un papel más discreto" en la operación, en una zona alejada de la costa, para que los barcos sospechosos de violar el embargo que hayan sido inspeccionados por la Marina de EE UU puedan ser revisados de nuevo por otros buques de la OTAN.

Estados Unidos ha dado instrucciones a sus militares en la OTAN para que no informen a la organización de eventuales violaciones del embargo en favor de los musulmanes bosnios, lo que deja a los aliados sin la información aportada por los satélites militares norteamericanos y plantea en la Alianza Atlántica una situación embarazosa: la operación de control del embargo la dirige precisamente un almirante norteamericano, el jefe del mando sur de la OTAN, cuyo Gobierno ha decidido no colaborar con la misma.