Cinco autores presentan 'Cuentos de la isla del tesoro' y 'Relatos urbanos'

El relato se ha consolidado en España en los últimos años

Juan José Millás llegó, vio y conquistó. Para convencer a la audiencia sólo le hizo falta contar dos cuentos. Militante del género corto, Millás logró imponer sus criterios a sus cuatro colegas: el cuento puede ser tan espléndido como la novela. Sucedió ayer, con motivo de la presentación, en las Tertulias Crisol, de los libros Cuentos de la isla del tesoro y Relatos urbanos (Alfaguara), que reúnen los cuentos que ha publicado EL PAÍS este verano.

Fue un cuerpo a cuerpo divertido e interesante y uno de los debates más animados que han vivido las Tertulias de Crisol. Almudena Grandes, Ro...

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Juan José Millás llegó, vio y conquistó. Para convencer a la audiencia sólo le hizo falta contar dos cuentos. Militante del género corto, Millás logró imponer sus criterios a sus cuatro colegas: el cuento puede ser tan espléndido como la novela. Sucedió ayer, con motivo de la presentación, en las Tertulias Crisol, de los libros Cuentos de la isla del tesoro y Relatos urbanos (Alfaguara), que reúnen los cuentos que ha publicado EL PAÍS este verano.

Fue un cuerpo a cuerpo divertido e interesante y uno de los debates más animados que han vivido las Tertulias de Crisol. Almudena Grandes, Rosa Montero y Arturo Pérez-Reverte se manifestaron claramente a favor de la novela, Julio Llamazares afirmó que la unica diferencia que existe entre ambos géneros es la extensión y Millás puso una pica en Flandes a favor del cuento. El público también se pronunció, entusiásticamente: "A todos nos gusta que nos cuenten cuentos", sería el resumen.En lo que sí coincidieron todos es en que el relato corto, despreciado en España durante muchos años, se ha consolidado como género. "La culpa o el mérito de ello", explicaron Millás y Llamazares, "la tuvo EL PAÍS que hace unos años empezó a publicar relatos en verano. Los demás diarios y revistas siguieron el ejemplo".

Para Almudena Grandes, "escribir un cuento es un reto". "Soy una escritora muy limitada, me muevo mejor en el fórmato grande. Pero el encargo del diario me interesó. Primero pensé que era un fastidio, pero después me pareció interesante el tema que me proponían, un relato urbano sobre Madrid. Y a partir de ahí y de un verso de Luis García-Montero, escribí una historia de amor en dos tiempos". Julio Llamazares definió Mi tío Mario como un culebrón y añadió que ha escrito muy pocos cuentos y todos por encargo. Juan José Millás fue el más apasionado: "Es uno de los géneros con que más disfruto, es el que más se parece a la vida. Es inquietante. Lo que más me fascina del cuento es que la solución final está contenida en el principio".

"El cuento es como un fogonazo", dijo Rosa Montero, pero "me gusta más escribir novelas, porque te conducen a otros mundos, son una empresa de largo aliento". La escritora explicó que en varias ocasiones en sus cuentos ha estado el germen de sus novelas. Por ejemplo, Bella y oscura, la última por ahora, parte de un cuento que escribió hace más de diez años, y, probablemente El puñal en la garganta, el relato de este verano, también acabe por convertirse en una novela, quizá, dentro de diez años.

Pérez-Reverte fue definitivo: "Odio el cuento como lector y como autor" y, cómo Montero, afirmó que escribir una novela significa sumergirse en un estado de ánimo muy especial. El ex reportero de televisión desató el debate. Los cuentistas, algunos a su pesar, se enzarzaron en un divertido debate a favor y en contra del cuento.

Millás puso los puntos sobre las íes: "Todos nosotros nos contamos cuentos, pero nos censuramos continuamente. Si no lo hiciéramos seríamos todos cuentistas". Montero y Grandes se convirtieron, inmediatamente en abogadas de los cuentos, "como lectoras", y Pérez-Reverte concluyó: "Me habéis convencido".

El director de Alfaguara, Juan Cruz, puso todo su desbordante entusiasmo en el futuro de los cuentos. El director de EL PAÍS, Jesús Ceberio, explicó que la publicación de los relatos del verano le han deparado una de las grandes satisfacciones en el tiempo en que lleva en su puesto: un montón de cartas a favor.

La tertulia concluyó con la petición unánime de escritores y publico de que EL PAÍS y la prensa en general se comprometa a mantener el género corto y a darle cabida en sus páginas.

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