íAl ladrón, al ladrón!
El avaro es lo que se llamaba una comedia de figurón" o de personajote, con su carácter acentuado y caricaturizado; de sus enormes bultos morales salían, claro, las moralejas: el daño a los demás, el castigo a su vicio. Hasta un punto: en el final feliz necesario para la obra, cada cual casa con quien debe, sin que Molière tuviese ningún escrúpulo por el máximo absurdo; pero el avaro recupera su arqueta de monedas.Este figurón lo representa Juan Antonio Quintana, un actor que lleva 35 años de trabajo y de buenos éxitos. No recuerdo haberle visto nunca, y ahora me alegra su trabajo profe...
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El avaro es lo que se llamaba una comedia de figurón" o de personajote, con su carácter acentuado y caricaturizado; de sus enormes bultos morales salían, claro, las moralejas: el daño a los demás, el castigo a su vicio. Hasta un punto: en el final feliz necesario para la obra, cada cual casa con quien debe, sin que Molière tuviese ningún escrúpulo por el máximo absurdo; pero el avaro recupera su arqueta de monedas.Este figurón lo representa Juan Antonio Quintana, un actor que lleva 35 años de trabajo y de buenos éxitos. No recuerdo haberle visto nunca, y ahora me alegra su trabajo profesional, su inagotable presencia en escena, su concepción del famoso monólogo de la obra -Au voleur, au voleur!- donde él y el autor de la versión, Enrique Llovet, amplían la acusación de ladrones a 4os espectadores, y hasta al país representado en el patio de butacas.
El avaro
El avaro, de Moliére, versión de Enrique Llovet. Compañía de Juan Antonio Quintana. Intérpretes: Juan Antonio Quintana, Ricardo V. Alonso, Pilar Castelao, óscar Puente, Lucia Quintana. Escenografía: Mery Maroto. Dirección de escena: Juan Antonio Quintana. Teatro Príncipe, 23 de agosto.
Algo así pretendía Moliére y contribuyó como pudo a la denuncia del régimen de su tiempo, que acabaría justamente en la guillotina. Llovet prefiere la rotundidad y la teatralidad de las frases teatrales a la fidelidad -sin abandonarla-, y Quintana dirige a sus compañeros y hace sus inventos de escena con solvencia; todos tienen dicción y prosodia. Rompen así la clausura veraniega del teatro; llevaron ellos unos espectadores que se rieron mucho, que aplaudieron la seguridad y, la solvencia de la compañía y desde luego a Juan Antonio Quintana, que extrajo a Enrique Llovet de su butaca entre el público y le hizo compartir las glorias en el palco escénico.