Los guerrilleros de las FARC matan a 24 soIdados colombianos en una emboscada
La guerrilla colombiana ha puesto en marcha el llamado plan de despedida al presidente, César Gaviria, que dejará el cargo el 7 de agosto. Una emboscada atribuida a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ocurrida durante la madrugada de ayer en el departamento del Putumayo, en la frontera sur de Colombia con Ecuador, provocó la muerte de 24 soldados y heridas a otros tres. Otros dos militares fueron dados por desaparecidos. Al menos, siete guerrilleros perdieron la vida en el enfrentamiento.Según informó Ruth de Barrera, secretaria de Gobierno de Putumayo, sobre las...
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La guerrilla colombiana ha puesto en marcha el llamado plan de despedida al presidente, César Gaviria, que dejará el cargo el 7 de agosto. Una emboscada atribuida a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ocurrida durante la madrugada de ayer en el departamento del Putumayo, en la frontera sur de Colombia con Ecuador, provocó la muerte de 24 soldados y heridas a otros tres. Otros dos militares fueron dados por desaparecidos. Al menos, siete guerrilleros perdieron la vida en el enfrentamiento.Según informó Ruth de Barrera, secretaria de Gobierno de Putumayo, sobre las tres de la madrugada (hora local), unos 400 guerrilleros atacaron una escuadra de 45 soldados destinados a la vigilancia del puesto número 2 de la Empresa Colombiana de Petróleos (Ecopetrol), localizado en el municipio de Orito, desde donde se bombea crudo para el Oleoducto Trasandino.
Aunque la vigilancia militar en las regiones petroleras del sur y este del país es permanente, el jueves por la tarde hubo un preludio de la matanza cuando el alcalde de Orito, Elí Ramírez, y el gerente regional de Ecopetrol, Pedro Remolina, visitaron unas obras a unos 17 kilómetros del puesto militar atacado y a 20 kilómetros del casco urbano.
Ramírez relató a la emisora de radio Caracol que la comitiva de inspección fue sorprendida por varios disparos de metralleta y la explosión de una granada que no dejaron víctimas. "No podemos decir que fuera un ataque sino una reacción de los guerrilleros por haberlos descubierto", comentó el alcalde.
Los primeros datos sobre la emboscada se conocieron en Bogotá a primera hora de la mañana del viernes, cuando un empleado de vigilancia civil de Ecopetrol informó a sus jefes de las dificultades con que tropezó el vehículo que transportaba a su relevo para el turno de día, pues la guerrilla había bloqueado la carretera. Fuentes oficiales indicaron que los guerrilleros lograron despistar a las autoridades ya que controlaron los equipos de radioteléfono y transmitieron mensajes de "normalidad" en medio del ataque.
Objetivo prioritario
Las instalaciones petroleras son uno de los objetivos claves para la guerrilla colombiana. A lo largo de 1993 los ataques a la infraestructura petrolera dejaron pérdidas por 8,2 millones de dólares debido a la suspensión de casi 2.000 horas de bombeo de crudo para la exportación.Doce horas después de la emboscada en Orito, un pueblo que su alcalde define como "tranquilo y pacífico", la población comentaba que la acción guerrillera era resultado de un ajuste de cuentas al Ejército que hace una semana incautó un cargamento de armas y municiones, con destino a las FARC, procedente de Ecuador y tasado en 1,2 millones de dólares (más de 150 millones de pesetas). También sería achacable a la represalia guerrillera el secuestro de cinco alcaldes en Nariño, limítrofe con Putumayo, "con fines políticos", de acuerdo con un comunicado.
El ataque se relacionó, además, con el llamado plan de despedida a Gaviria, recordando que en noviembre de 1992, en la periferia de Orito, las FARC emboscaron un puesto de policía que también cuidaba las instalaciones petroleras y mató a 27 agentes. Entonces el hecho dió origen a que el presidente decretara estado de conmoción interior (uno de los tres niveles tipificados para el estado de sitio) y declarara la "guerra integral" a la guerrilla y al narcotráfico.
Según otra versión, los insurgentes pretenden hacer una demostración de fuerza al Gobierno entrante de Ernesto Samper, con miras a partir de una posición de fuerza ante una eventual negociación de paz.